Gente entra a colas para conseguir lo poco que queda a precios bajos
El detergente de un kilo cuesta menos de Bs. 40, pero un bachaquero lo revende en más de Bs. 400. Además, un nuevo negocio ha nacido para quien decida ir de un mercado a otro: "los cuidabolsas"
Juan Afonso
Ver un abasto vacío es no encontrar nada. Al menos así lo puede describir mucha gente cuando acude a intentar llenar su despensa. Al haber una larga fila de gente, la gente acude a formarse, así no sepa qué se está expendiendo.
Un ama de casa que declinó identificarse, contó a El Mercurio Web, que para completar su canasta, debe recorrer varios mercados. "En eso puedo gastar muchas horas del día y lo hago con el fin de evadir a los bachaqueros. Y en la mismas colas encuentras a muchos".
Un ejemplo de esto es el detergente, cuyo valor es menor a Bs. 40 en presentación de un kilo en abastos como Bicentenario, pero si lo halla en la economía informal, el mismo podría costar más de Bs. 400. Incluso, se puede hallar en presentaciones poco convencionales que no llegan a ese peso.
Otra consultada fue la señora Zaida Martínez, quien aseguró que cada vez siente que hay menos artículos que elegir. "Hay que resignarse a agarrar lo que hay, y con suerte, si ese día le toca a uno, porque con esta manía del número de cédula, ya no se puede comprar en sana paz".
Quienes han ido al Bicentenario de la avenida Stadium han notado que los anaqueles se han quedado en blanco. Otros abastos como los asiáticos también redujeron sus existencias y expenden pocos productos. El señor Pedro Lara contó que cerca de donde vive "los chinos trabajan pocas horas y cierran más temprano. Lógico, ya no tienen algo qué vender, para qué van a quedarse abiertos".
Nace un nuevo negocio
De esta crisis ha nacido un negocio, quizás menos lucrativo que el bachaqueo, pero que a simple vista ayuda a entrar a otros expendios a la gente sin que los tachen de bachaqueros: "los cuidabolsas".
Esto consiste en vendedores informales parados en las afueras de algún mercado que se encargan de cuidar las compras. Cerca del Madeirense de la avenida Municipal, unos buhoneros cobran Bs. 50, y para identificar las compras de cada quien piden el número de cédula del dueño y su nombre, para así marcarlas cuando las vuelvan a pedir.
Quienes venían del Unicasa de la avenida Bolívar por harina precocida, solicitaban esta especie de "servicio" para poder entrar a Madeirense y formarse en la fila de dicho mercado.