Inseguridad y altos costos hacen germinar el comercio electrónico
Las colas para enviar y recibir productos ofertados a través internet son cada vez más nutridas. Algunos vendedores apostaron sin retorno por la migración a la web
Salvador Passalacqua
@spassalacqua
Se discutía colectivamente el caso de la señora que envió acetaminofén como regalo de Navidad, cuando volvieron a preguntarlo: “¿esta cola es para enviar o para retirar?”. Cada tres minutos, la misma pregunta. Entran dos muchachos cargando una caja embalada y nadie más puede pasar. La agencia de envíos limita el ingreso al local a los clientes en fila, que a las 10:15 de la mañana ya son 55: unos 32 para enviar y 23 para retirar. La mayoría espera concretar un negocio iniciado en internet.
De todo hay en la viña de la red. Fernando Rojas ansía estar dentro. Por fin tendrá en sus manos el kit de tiempo traído de Zulia, repuesto desaparecido de los establecimientos de autopartes de la zona norte de Anzoátegui desde hace seis meses. “Estaba caro, muy caro, pero me decidí a pagarlo. Mejor eso, que andar buscándolo con el carro medio dañado o en autobús”, cuenta. Rojas es también comerciante electrónico de repuestos, con la calificación platinum en el sitio Mercadolibre.com.
Tal vez le iría bien en un local comercial, pero lo ha descartado porque no está dispuesto a correr con los gastos de alquiler en tanto la escasez sea visualmente mortal para sus vitrinas. En todo caso, el negocio electrónico no debe ser cualquier cosa en el sexto país con mayor población en internet de la región: al menos 9.9 millones de usuarios hasta el pasado junio, de acuerdo con estimaciones de la firma estadounidense Comscore. Y el séptimo que pasa más tiempo en línea, con un promedio de 16.1 horas por usuario al mes, por encima de Colombia, México y Puerto Rico, según la misma empresa de medición.
También es este el país en que la creciente inseguridad dificulta el trabajo en la calle. La señora María Jiménez, fabricante de ropa para damas, mueve de 15 a 20 paquetes diarios con pedidos de todo el territorio nacional a través de Mercadolibre.com. No siempre fue así. Hasta hace poco exhibía las prendas en dos locales ubicados en el sector La Chica de Barcelona y el centro de Puerto La Cruz. Un día asesinaron a una mujer a puñaladas a pocos metros de ella.
“Aun después de esa mala experiencia, no confiaba en internet, pero ahora definitivamente no abriría una tienda. Mis clientes ya no son locales, sino nacionales, y veo que esto se regula por una competencia sana”, observa Jiménez. Su experiencia le indica que hay otra desventaja: la falta de infraestructura. “Era un verdadero problema conseguir puestos de estacionamiento para mí y para los compradores”, recuerda.
Mercadolibre.com tiene más 45.2 millones de visitantes únicos y 4.7 millones de visitantes al día en Latinoamérica, recoge Comscore. La filial de E-Bay llegó a Venezuela en el año 2000. Al cierre del pasado agosto, el país le aportó 4.1 millones usuarios únicos, secundado por Amazon.com, con 2.4 millones y OLX.com, con 1.1 millones. Las cifras de la empresa revelan que Venezuela representó el 5% de los ingresos a inicios de 2014.
Al sitio de ventas recurrió Juan David Carreño, un estudiante de Comunicación Social de 26 años, tras enterarse del canon de alquiler de un local en el centro comercial Aventura Plaza de Lechería: nada menos que 92.000 bolívares. “Con el comercio electrónico está pasando lo mismo que con los medios digitales: no hay un crecimiento espontáneo, sino que están surgiendo de algo tan lamentable como la censura y la falta de papel”, compara el vendedor de equipos tecnológicos importados.
Otra ley paralizada
La Asamblea Nacional (AN) dejó a un lado en diciembre la aprobación en segunda discusión de la Ley de Comercio Electrónico, privilegiando la escogencia de las cabezas de los poderes públicos. El instrumento legal pretende incluir regulaciones como la protección del “precio justo”, evitar la especulación y fraude y establecer obligaciones fiscales.
Una de las demandas del sector, representado por la Cámara Venezolana de Comercio Electrónico (Cavecom-E), es la factura electrónica. La ley dispone que, para ello, el proveedor de bienes y servicios debe estar inscrito en el Servicio de Administración Aduanera y Tributaria (Seniat). También debe poseer certificados que permitan la firma electrónica.
A la Superintendencia para la Defensa de los Derechos Socio Económicos (Sundde) se le encarga la tarea de fiscalizar la oferta de bienes y servicios en internet y solicitar la suspensión o inhabilitación de plataformas. Un artículo prohíbe expresamente la venta de medicamentos y artículos de primera necesidad, de la cesta básica y todos los que distribuya el Estado.
En diciembre, Cavecom-E manifestó su temor ante la posibilidad de que la ley obvie la regulación de los medios de pago, la habilitación de puntos de venta de los bancos para vender vía web y la supervisión de las transacciones por parte de la banca. En el país se realizan 116.000 transacciones diarias relacionadas con comercio electrónico y el porcentaje de fraude alcanza 0,0017%, de acuerdo con estimaciones de la cámara.