Crisis económica conduce al rebusque como forma de vida
La crisis económica, inflación galopante y alto índice de desempleo, son los factores que han llevado al grueso de la población a rebuscarse en la actividad informal, para procurarse un ingreso
Niurka Franco
Un recorrido por la zona norte del estado Anzoátegui permite constatar las más variadas ocupaciones por parte de quienes al no contar con un empleo formal, deciden rebuscarse para ganar el sustento.
A lo largo de las avenidas Municipal de Puerto La Cruz, Jorge Rodríguez y Fuerzas Armadas de Barcelona, así como en la vìa Alterna, a la altura de la redoma Los Pájaros, se puede apreciar toda una legión de ofertantes de los más variados productos.
Entre la mercadería más visible, destacan cargadores para celulares, forros de volantes, tapa sol, mecates para colgar hamacas, cuentos, CD, afiches, frutas, panes, nestea y hasta cuchillos, mientras en cada semáforo la vista puede recrearse con sanqueros y acróbatas que ensayan presentaciones tan breves como el tiempo que tarda en cambiar el semáforo de rojo a verde.
De informal a emprendedor
Pero el rebusque no sólo abarca la reventa de productos, también el ofrecimiento de variados servicios, entre ellos los autolavados informales que han ido proliferando ante el costo que implica acudir a los establecimientos comerciales para tal fin.
William Gómez nos cuenta que luego de haber trabajado en los talleres de dos conocidos diarios de la zona, decidió independizarse y emprender por sí mismo una actividad que le permitiera mantenerse y salir adelante.
En principio, cometa que arrancó en la calle con un improvisado espacio, contando con una aspiradora, agua, jabón y muchas ganas. Tras nueve años de actividad, logró comprar un terreno para construir el área de lo que sería su autolavado, pero no se quedó ahí, también edificó su casa.
Admite que ha sido un trabajo de muchos años (13), pero asegura que es satisfactorio poder ver que se sale adelante por la constancia y el esfuerzo propio. “En mi caso me cansé de perder horas de sueño, porque debía trabajar de noche, el trabajo siempre es fuerte, pero da muchas satisfacciones”.
Comenta que el desempleo es grande y que cada día desfilan muchos jóvenes por su local en busca de una oportunidad pero ya no cuenta con vacantes. Seis muchachos le apoyan en el servicio de lavado y cada uno devenga 1800 bolívares por semana.
“Si pudiera emplearía a otros, pero los gastos de funcionamiento no permiten comprometer más el presupuesto”, dijo tras subrayar que la situación del país a veces le “tranca el serrucho” por las dificultades para conseguir insumos como champoo, jabón, silicón y otros necesarios para poder operar. A la intermitencia con la que aparecen estos productos, se suma el aumento permanente del costo.
Sin embargo, William asegura que independientemente de las circunstancias, vale la pena arriesgarse con una iniciativa propia. “En este momento no me imagino como padre de familia saliendo adelante con un salario mínimo, eso sería prácticamente imposible”, aseguró.