En Anzoátegui es tímida oferta de viviendas para alquiler
José Ramón de los Ríos, dirigente de la Cámara Inmobiliaria, atribuye a la Ley de Inquilinato las distorsiones en el sector
Niurka Franco
El año 2014 fue poco halagüeño para el sector inmobiliario y 2015 no presenta condiciones distintas, por el contrario, los nubarrones sobre el panorama económico, dibujan un horizonte sombrío, sobre todo en materia de alquileres.
Al respecto, José Ramón De los Ríos, vicepresidente de la Cámara Inmobiliaria afirma que la oferta para alquiler en la entidad es cada día más reducida no sólo porque la construcción es escasa, sino además porque la Ley de Inquilinato no es equilibrada, por el contrario, favorece al inquilino maula y perjudica al propietario.
El instrumento en referencia entró en vigor en 2011 y a partir de ese momento, pocas han sido las historias felices de propietarios que osaron alquilar en Venezuela. De ahí que la oferta en esta área se contrajo al máximo, para perjuicio de un amplio sector de la población que al no poder acceder a una vivienda propia, tenía en las de alquiler una opción valedera.
De los Ríos acota que hasta ahora han habido algunos parches para suavizar el problema, pero no son suficientes. Citó por ejemplo que cuando existía una sentencia de desalojo, ésta no podía ser ejecutada hasta tanto el inquilino no dispusiera de una vivienda digna.
Es de hacer notar que al ritmo que se construyen viviendas en el país y dado el déficit de unidades, esto tornaba imposible la ejecución de la medida en referencia.
Sobre el particular, el vicepresidente de la Cámara Inmobiliaria añade que posteriormente el término “vivienda digna” se cambió por el de “refugio digno” y se adicionó un lapso de 6 meses como período, lo cual fue un avance, pues en el instrumento legal, el tiempo era indefinido. Es decir que un propietario podía pasar toda la vida esperando por la desocupación de su inmueble.
“Es necesario ir a una reforma de la Ley y convocar a todos los sectores involucrados, de manera que el instrumento recoja el sentir de todas las partes, recordemos que el equilibrio es lo que determina que la Ley sea justa y que beneficie a todos por igual”, precisó.
Cambiar esquemas
Desde la perspectiva del dirigente gremial, el país requiere de un cambio de paradigma y de mentalidad para poder avanzar. Así advierte que muchas familias veían y continúan viendo en el sector inmobiliario la oportunidad de resguardar su capital y el futuro de sus hijos, porque los bienes inmuebles se revalorizan, al tiempo que se ofrecía un servicio a la población.
“La compra de viviendas para alquiler permitiría bajar la presión sobre el dólar que es una moneda fuerte y las familias no tenían el temor de descapitalizarse, alquilaban los inmuebles, los cuales pasaban a ser parte de la herencia de los hijos, pero había un dinamismo económico”.
Detalla que en la actualidad el costo de las pocas viviendas para alquiler es elevado y se orienta fundamentalmente hacia las personas jurídicas por las distorsiones existentes en la Ley de Inquilinato.
Estima que ningún inversionista arriesga su capital construyendo inmuebles para alquilar a particulares, por temor a perder su inversión, máxime cuando es sabido que materiales como cemento, cabillas, madera, cerámica, porcelanato, granito y otros no se consiguen y cuando aparecen tienen costos elevadísimos.
Exalta que quien construye viviendas lo hace para resguardar su dinero, pero además confiando en tener una inversión rentable que no se devalúe, sino que por el contrario, se revalorice y no es precisamente la vivienda en alquiler la que le garantiza su inversión.