UDO es un territorio del miedo
Alexis Castillo/ Barcelona
@alexisnoticia
Dentro y fuera el miedo invade a estudiantes, docentes, personal y autoridades académicas de la Universidad de Oriente, núcleo Anzoátegui (UDO). Es un temor que se dispara, bien esperando un autobús, sentado en un banco del campus o caminando rumbo a cualquier salón de clases de día o noche. El factor sorpresa usado por la delincuencia es lo que sacude los nervios.
Y es que la inseguridad en esta casa de estudios no se limita al robo común de celulares o equipos, ha habido heridos de bala y quemas de módulos, oficinas e instalaciones. Sucede todo bajo el amparo de la impunidad.
Uno de los episodios que agotó la paciencia udista ocurrió la tarde del lunes 13 octubre de 2013. María Angélica Aguirre, de 18 años, estudiante de Medicina, recibió un disparo al resistirse al asalto perpetrado por dos delincuentes cuando se encontraba en la entrada del alma máter.
El suceso generó la protesta de un grupo de bachilleres. Desde entonces, han sido múltiples los llamados y anuncios. Nada ha cambiado, porque el hampa actúa a sus anchas esta instalación.
Tal escenario es un problema crónico en la UDO, como terreno fértil donde prospera la controversia. Mientras, el gobierno universitario, cada vez más, está contra las cuerdas.
Vulnerabilidad
El docente Carlos Millán, sostiene que desde 2006 han habido muchaspropuestas y desde entonces se han ejecutado distintas medidas: cámaras, entrenamiento de vigilantes, carnetización y planes de seguridad sin efectos perdurables.
“Hacen falta políticas de convivencia interna, llegar a acuerdos con el Estado más allá del gobierno, hace falta protestar para que cada quien asuma su responsabilidad. No es la falla una razón presupuestaria, sino de actitud”, afirmó.
En la Unidad de Estudios Básicos está el módulo del grupo de izquierdaUDO-7, pintado tantas veces como ha sido quemado. Edison Rizales, vocero del grupo, endosa la violencia a fallas de gerencia rectoral.
“No permiten la actuación policial con la excusa de la violación a la autonomía universitaria, mientras la delincuencia acecha por todos lados”, recriminó. Rizales asevera que de 30 vigilantes contratados apenas nueve están activos.
Indudablemente es un talón de Aquiles admite la decana María Teresa Lattuca, al expresar que la merma de ingresos ha obligado al recorte de la nómina de personal de vigilancia que sólo actúa en sitios estratégicos de un núcleo con más de 10 edificios y una población de 20 mil bachilleres.
“Contamos apenas con 9 vigilantes por turnos, 5 de los cuales son vigilantes internos y dos deben ser jubilados”, acotó.
Lattuca subrayó que permitir la actuación de la Policía Nacional Bolivariana en la UDO, deberá contar con aval estudiantil. “Tenemos la necesidad de mayor resguardo, pero somos cuidadosos de la inviolabilidad del recinto universitario”.
En mayo de este año hubo una posibilidad de resultados a raíz del referéndumsobre la aplicación del Plan Patria Segura. No obstante, tal consulta quedó congelada, sin la suficiente promoción interna, sin una gota de determinación que arrojara luces sobre el verdadero sentir de la comunidad universitaria sobre un tema que les atañe, que les afecta: la seguridad.
Freno delictivo
- En 2009 la actuación de los agentes de la Policía del estado Anzoátegui (Polianzoátegui) consiguió frenar los delitos cometidos en la UDO, dada la presencia permanente de los uniformados en espacios internos.
- El comisario Manuel Ortiz, ex comandante de Polianzoátegui, destacó que arrojó la disminución de un 90% de los delitos que se habían venido cometiendo en este recinto.
- El dispositivo estuvo activo dos años y exigió un despliegue desde horas de la mañana de un punto de control en áreas externas en las que participaban entre 8 y 10 funcionarios.
En cifras
- 3 asaltos diarios masivos en aulas se cometían en áreas internas de la UDO durante el año 2009. Hasta junio de 2014 las autoridades contabilizaron10 delitos
- 23 cámaras registran movimientos en algunas áreas estratégicas de la Universidad de Oriente. La Decana María Teresa Lattuca lo estima insuficiente