Maduro pretende crear un ministerio dedicado a la inteligencia policial
Con esa cartera, el mandatario de facto controlaría más inmediatamente al Sebin y a la Dgcim, mientras carece de funcionarios de confianza a su alrededor
Con información de Infobae
Ante la escasez de funcionarios de confianza a su alrededor y la necesidad de controlar las instituciones policiales, de seguridad e inteligencia, Nicolás Maduro parece querer desempolvar un viejo proyecto que se propuso desde poco después que tomó el poder. Es la creación de un Ministerio de Inteligencia Policial, al frente del cual siempre tuvo como candidato al ahora mayor general del Ejército Iván Hernández Dala, que es jefe de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim) y Jefe de la Guardia de Honor Presidencial.
Desde la época de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, los cuerpos de inteligencia venezolana han sido duramente cuestionados por la violación a los derechos humanos. En esa época por la sanguinaria Dirección de Seguridad Nacional y ya en democracia, en época de Rómulo Betancourt, con la tenebrosa Dirección General de Policía (Digepol) que dio paso a la Dirección de los Servicios de Inteligencia y Prevención (Disip) con la que entró Hugo Chávez al poder y luego cambió a Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin, bajo control policial), que se mantiene con Nicolás Maduro, y a la que debe sumarse la Dgcim, que es militar. Ambos organismos, policial y militar, están escribiendo la peor etapa de tortura y violación a los derechos humanos en el país.
Por una parte el Servicio Bolivariano de Inteligencia dirigido nuevamente por el mayor general Gustavo González López, quien es hombre incondicional de Diosdado Cabello, empezó por ser el organismo más denunciado por la aplicación de praxis reñidas con la Justicia y con el respeto al debido proceso.
Se impuso en el Sebin una terrible práctica que no respetaba ni las órdenes de los tribunales, ni las boletas de excarcelación, ni permitía las acciones del Ministerio Público ni el derecho de los abogados a las consultas regulares con sus defendidos.
Pero también en el Sebin se aplicó la tortura física y psicológica. Ahí empezaron a aparecer los detenidos con ojos morados, heridas en los brazos, espaldas y piernas, moretones en cuerpo y rostro, etc. Los presos empezaron a pagar para tener acceso a cualquier cosa, por muy elemental que sea.
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