WSJ: Cuando el crudo cae, las refinerías ganan
Las operaciones de refinación se vuelven más rentables cuando los precios del crudo caen
Que los precios del petróleo estén cayendo significa que las empresas energéticas y sus inversionistas proyectan menores ganancias en los próximos meses. Pero las grandes petroleras integradas probablemente descubran que una parte de su negocio recientemente no apreciada —la refinación de crudo— las ayudará a amortizar el impacto.
Las firmas que reportarán ganancias en las próximas semanas seguramente mostrarán los primeros efectos de la caída de los precios del petróleo. Durante el tercer trimestre, el crudo Brent cayó 16%. Este mes siguió descendiendo y el miércoles cerró en US$83,78 por barril, un marcado descenso frente a los US$112,40 el barril a fines de junio.
Un ejemplo es BP PLC. La petrolera británica afirma que pierde unos US$275 millones en ganancias operativas antes de impuestos cuando el precio del Brent cae US$1, ya que la división de exploración y producción de la compañía gana menos por el petróleo que genera.
Pero las operaciones de refinería de BP y Royal Duch Shell PLC —que han tenido un desempeño tan malo en los últimos años que los inversionistas han presionado a algunas empresas para que abandonen el negocio— ahora brindan un grado de amortiguación. Eso se debe a que las operaciones llamadas downstream, las que refinan crudo para convertirlo en gasolina y otros productos, se vuelven más rentables cuando el petróleo que usan es más barato. Los precios de productos refinados como la gasolina no suelen caer con tanta rapidez como los del crudo.
Por cada alza de US$1 por barril en el margen de ganancia de productos refinados, BP genera US$500 millones extra en ganancias operativas antes de impuestos al año. En las últimas semanas, ese margen de refinación fue US$5,70 por barril más alto que en el cuarto trimestre del año pasado, según BP.
Las empresas reciben un “apoyo de corto plazo de las ganancias de las operaciones de refinación” cuando caen los precios del petróleo, dice Jason Kenney, analista de Banco Santander.
En los últimos años, las operaciones de refinación de las dos mayores petroleras de Estados Unidos, Exxon Mobil Corp. y Chevron Corp. , no se han visto tan perjudicadas como las de sus pares europeos. La combinación de un exceso de oferta de petróleo y gas natural estadounidenses, sumada a la prohibición de exportar la mayor parte del crudo, ya significó costos más bajos para las refinerías de EE.UU., afirma Oswald Clint, analista de Berstein Research.
Como consecuencia, Exxon y Chevron quizás no registren mejoras tan grandes en sus márgenes de refinería como Shell y BP, explica el analista, aunque las firmas estadounidenses aún están posicionadas para beneficiarse. Los bajos precios del petróleo muestran que “hay una ventaja real al tener este modelo integrado”, señala Clint.
Exxon está de acuerdo. “El modelo integrado, creemos, tiene mucho valor, en especial debido a estos ciclos” de caídas de los precios del petróleo, dijo un vocero. Chevron prefirió no hacer comentarios.
En los últimos tres años, algunos inversionistas se han alejado de las petroleras integradas, principalmente debido a sus altos costos y al mal desempeño de sus operaciones de refinación. En cambio, cuando los precios del crudo se ubicaban por encima de los US$100 el barril, los inversionistas prefieren empresas más pequeñas que se especializan en encontrar y producir petróleo y gas. El valor de este tipo de compañías está relacionado de forma más directa con los precios del crudo, lo que vuelve menos populares a las firmas cuando el precio del commodity comienza a caer.
Pascal Menges, un gestor de portafolio de la firma de administración de activos Lombard Odier, afirma que en los últimos años ha preferido compañías exploradoras concentradas en el esquisto de EE.UU. y Canadá, en lugar de grandes petroleras. Las empresas pequeñas, dice, tienen más potencial que los grandes productores porque pueden avanzar con rapidez hacia campos nuevos y pueden reducir con facilidad la perforación durante épocas de vacas flacas, y aumentarla cuando los precios suben.
Pero los precios de las acciones de esos pequeños productores en EE.UU. y Canadá han caído alrededor de 35% desde junio. Menges dice que su respuesta ha sido reducir sus inversiones en esa categoría entre 3% y 4% en las últimas semanas. “Quiero ver que la situación se estabilice antes de volver al modo de inversión”, explica.
Las principales petroleras aún enfrentan problemas. Incluso antes de la caída, empresas como Shell han tenido dificultades para cubrir en los últimos años sus dividendos e inversiones de capital con flujo de efectivo. Eso se debe en parte al resultado de las enormes inversiones que han realizado para explotar nuevos recursos en lugares costosos como aguas profundas en altamar y las arenas petrolíferas de Canadá. El año pasado, el gasto de capital de Shell ascendió a US$46.000 millones.
Analistas e inversionistas predicen que los precios del petróleo volverán a subir, en especial si Asia y Europa muestran mejoras económicas. Iain Pyle, analista de Bernstein, señala que proyecta que los precios del petróleo “sin dudas (estén) por encima de los US$100 el año próximo”.
Pero si esa recuperación es lenta, dice, podría perjudicar a las grandes empresas. Bernstein estima que Shell y BP necesitan que el petróleo esté por encima de los US$85 el barril para que sus operaciones actuales no pierdan dinero. Cualquier caída sostenida podría significar que las empresas deben reducir el desarrollo.
Un vocero de Shell señala que cuando deciden si invierten en proyectos nuevos, deben “cubrir sus gastos con un barril a US$70” para que la empresa siga adelante con la iniciativa.
BP afirma que apunta a un precio de US$80 por barril para evaluar sus planes.