Venezuela: la democracia secuestrada y la lucha por la libertad
Conciudadanos y compatriotas venezolanos,
La democracia en Venezuela ha sido desmantelada, reemplazada por un régimen autoritario que silencia nuestras voces y pisotea nuestras libertades. Los informes de Freedom in the World 2025 de Freedom House y el Democracy Index 2024de la Economist Intelligence Unit lo confirman: vivimos en un país donde la confianza en las instituciones ha colapsado, y millones sentimos que nuestro futuro nos ha sido robado. Pero esta crisis no es solo un diagnóstico de datos; es la historia de nuestra resistencia, de nuestra lucha diaria y de nuestra determinación para recuperar la libertad.
La democracia representativa: una fachada rota
La democracia representativa debería garantizar que elijamos líderes que respondan a nuestras necesidades. En Venezuela, este ideal ha sido traicionado. Freedom House documenta cómo el régimen de Nicolás Maduro manipula elecciones, silencia a la oposición y viola derechos fundamentales. Un ejemplo claro es la inhabilitación arbitraria de María Corina Machado, quien en 2023 arrasó en las primarias opositoras con un contundente 92% de los votos, dejando en evidencia que los partidos tradicionales de oposición han perdido el respaldo de sus bases. Este triunfo mostró el anhelo por un liderazgo coherente, pero el régimen respondió vetándola de la contienda presidencial de 2024 mediante un tribunal controlado. Como señala Freedom House, “uno de los métodos más extendidos para manipular la competencia en una elección es controlar el campo de candidatos”. En Venezuela, esta táctica es sistemática.
El régimen ha vaciado de contenido el valor del voto y de las elecciones. Desde la derrota fraudulenta del 28 de julio de 2024, el voto se ha convertido en una fachada para designar cargos en disputa, legitimar la narrativa del régimen y seguir destruyendo a la oposición funcional. Estamos obligados a poner fin a esta tiranía para que el acto de votar recupere su significado y nos devuelva la posibilidad de elegir. No podemos prestarnos como incautos, permitiendo que el régimen use nuestra esperanza en la capacidad de elegir para perpetuar sus propósitos autoritarios.
La ascensión inicial del régimen fue consecuencia de la decepción acumulada desde los años 90, cuando partidos y dirigentes erosionaron la confianza ciudadana con una democracia defectuosa. Esta desconfianza abrió la puerta a un régimen que ha consolidado su control y, peor aún, ha financiado y alineado con regímenes autoritarios como los de Cuba, Rusia e Irán, compartiendo tácticas para perpetuar su dominio y extender el autoritarismo en la región. Según Freedom House, estos regímenes aprenden unos de otros, perfeccionando métodos para neutralizar a la oposición.
María Corina Machado: un liderazgo que inspira confianza
En este panorama oscuro, María Corina Machado y Vente Venezuela han encendido una chispa de esperanza. Su victoria en las primarias no fue solo un número; fue la prueba de que los venezolanos anhelamos un liderazgo valiente y coherente. María Corina ha mantenido una postura firme e irreductible contra el régimen, sin comprometer sus valores, y su mensaje ha resonado en cada rincón del país. Junto a ella, miles de líderes de Vente Venezuela, desde coordinadores hasta activistas de base, compartimos esa convicción. Este liderazgo unificado ha sido clave para restaurar la confianza en la política, un logro extraordinario en un país donde la desilusión ha sido la norma.
Esta lucha, sin embargo, tiene un costo inmenso. A la fecha, 173 compañeros de Vente Venezuela están presos, su único delito: pensar diferente y ejercer el derecho a la libre asociación, valores democráticos fundamentales. Otros, como los coordinadores del comando de campaña de María Corina, estuvieron retenidos por más de 400 días en la embajada de Argentina, asediados por los cuerpos represores. Su reciente escape a tierras de libertad, donde continúan trabajando por nuestra democracia, es un testimonio de su compromiso. Muchos, como yo, operamos desde la clandestinidad, esquivando una cacería humana. El régimen ha desplegado un estado policial con más de 2,000 efectivos en las principales ciudades, buscando capturar a los líderes de Vente Venezuela en cada estado. Pero no nos rendimos; seguimos organizándonos y resistiendo.
La libertad de expresión: un derecho conculcado
La libertad de expresión, pilar de cualquier democracia, está severamente disminuida en Venezuela. El régimen ha conculcado este derecho fundamental, persiguiendo y encarcelando a cualquier periodista crítico que se atreva a exponer la realidad. Desde 2007, con su política de “hegemonía comunicacional”, el régimen ha cerrado decenas de medios de radio, televisión y prensa escrita, restringiendo el acceso a información independiente. Durante las primarias de 2023, bloquearon información sobre centros de votación; en 2024, medios alineados con el gobierno atacaron a María Corina con campañas de desprestigio. La Comisión Nacional de Telecomunicaciones (CONATEL) presiona a estaciones para evitar cubrir a la oposición, mientras los periodistas enfrentan acoso y prisión. El Democracy Index advierte que estas violaciones son una de las amenazas más graves a la democracia, limitando nuestra capacidad de informarnos y participar.
Aun así, los venezolanos no nos callamos. Las protestas tras las elecciones de julio de 2024, que dejaron más de 2,400 detenidos y al menos 28 muertos, muestran nuestra determinación. Cada voz en la calle es una afirmación de que no renunciamos a nuestro derecho a disentir.
Desigualdad, corrupción y desconfianza: las raíces de la crisis
El Democracy Index identifica tres causas principales de la insatisfacción con la democracia: la pérdida de confianza en el gobierno, la incapacidad de los políticos para representar a los ciudadanos y un déficit cívico. En Venezuela, estas causas son una herida abierta. La corrupción, señalada como endémica por el Índice de Percepción de la Corrupción de Transparencia Internacional, agrava la desigualdad y nos recuerda la desconexión entre el régimen y el pueblo. Mientras una élite ligada al régimen acumula riqueza, millones enfrentamos una crisis humanitaria que ha forzado a más de 7.7 millones a emigrar. El régimen se aferra al poder mediante la represión, la censura y el fraude electoral, profundizando la desconfianza que comenzó en los años 90, cuando los partidos tradicionales fallaron en responder al pueblo.
La desigualdad económica y social, exacerbada por la corrupción, alimenta nuestra frustración. El Democracy Indexseñala que los extremos de desigualdad son incompatibles con una democracia funcional. En Venezuela, la crisis económica, descrita por Freedom House como la peor fuera de un contexto de guerra en medio siglo, ha destrozado nuestro tejido social. La corrupción, institucionalizada a través del clientelismo, es un recordatorio constante de esta injusticia, pero también nos motiva a exigir un cambio.
El poder está en los ciudadanos
Estoy seguro que, unidos, tenemos el poder para transformar nuestro destino. La democracia no es solo un sistema; es un compromiso colectivo con la libertad y la justicia. Pero este cambio depende de la reactivación ciudadana. Es nuestra responsabilidad, como venezolanos, levantarnos y reforzar el movimiento de redemocratización nacional. El miedo es natural—el régimen lo estimula deliberadamente para paralizarnos—, pero debemos recordar que el régimen ha perdido el respaldo de sus bases y que sus aliados internacionales, lidiando con sus propios problemas, están debilitados. Este es el momento de actuar.
María Corina y Vente Venezuela nos han mostrado que es posible reconectar con los venezolanos. Su campaña en 2024, junto a Edmundo González, revitalizó la oposición y demostró que aún creemos en el cambio. Desde la clandestinidad, seguimos fortaleciendo la sociedad civil y fomentando la participación. Freedom House nos recuerda que la democracia protege la libertad solo si la defendemos. Esto significa exigir elecciones libres, denunciar la represión y presionar por los derechos humanos. La comunidad internacional, que ha reconocido la victoria de González en 2024, debe redoblar su apoyo para que el régimen ceda el poder al verdadero ganador.
Compatriotas, la libertad es nuestra meta, nuestra lucha es por un país donde la democracia sea real, donde la igualdad y la justicia no sean promesas vacías. La insatisfacción documentada por Freedom House y el Democracy Index es nuestro motor. Cada líder preso, cada compañero en el exilio, cada venezolano que alza la voz es un paso hacia la libertad. Como dijo María Corina en enero de 2025: “No tenemos miedo, hace tiempo perdimos el miedo”. Juntos, reconquistaremos nuestra Venezuela.
Ven, ¡El Poder es Nuestro!
Por: Salvador Corazón de León
Un Ciudadano mas.