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Abril; por Luis Valencia Marquez / @luisevalenciam

Abril; por Luis Valencia Marquez / @luisevalenciam

Si alguna razón nos lleva a recordar gratamente este mes del año, es porque fue en él cuando desaparecieron fisicamente y en el mismo ámbito de violencia desmedida que crearon, dos esperpentos convertidos en líderes políticos, y que aupados por fanáticos enfermos de odio y revanchismo, estuvieron a punto de cambiar la historia de la humanidad de haber triunfado en la guerra, lo que posibilitaba la implantación generalizada de sus pavorosas ideas totalitarias. 

Hace 75 años, el 30 de abril de 1945, Adolf Hitler,  el todopoderoso mandamás del nazionalsocialismo alemán, cuyas provocaciones y desmedidas ambiciones habían generado la Segunda Guerra Mundial, se suicidaba en su bunker berlinés, previo a la entrada en su guarida de las tropas aliadas. Dos días antes, el 28 de abril, Benito Mussolini, el caricaturesco dictador romano, venido del socialismo y creador del fascismo, había caído sorprendido en su fuga, y luego abaleado por un pelotón de ejecución. 

En estos tiempos postreros del abril de 2020, cuando acusamos los estragos de una pandemia globalizada. Y cuando se cierne mucha oscuridad sobre el orígen y propagación del llamado coronavirus, que nos mantiene encerrados y amenazados letalmente, y que hay producido pérdidas de vidas humanas y de economías completas, no es ocioso volver la mirada sobre estos episodios siniestros pasados, para comprobar  nuestra fragilidad como especie, y dimensionar el riesgo que corre la humanidad, frente a estos enloquecidos proyectos de dominación, que no tienen paranza en tratar de imponer sus propósitos totalitarios. 

En lo que a nosotros respecta, estos días finales del abril 2020, nos encuentra sometidos a una realidad angustiante y marcadamente trágica. El virus chino ha venido a profundizar nuestra desgracia; pués, ya la peste militar y la pandemia comunista, hermanadas en sus propósitos hegemónicos y de perpetuación, han prohijado un conglomerado criminal que detenta el poder en Venezuela, hoy convertida en un estado forajido y fallido al mismo tiempo, luego de haberse destruído el cuerpo social, el aparato productivo y la estructura institucional del país. 

Muchos otros acontecimientos importantes y determinantes para la conformación y desarrollo de la trágica circunstancia actual venezolana, han ocurrido en los abriles de este siglo XXI. Pero no es intención de esta nota, hacer referencia a ellos. Por lo pronto, solo pretendemos llamar la atención sobre la necesidad de reflexionar hondamente sobre nuestro destino nacional,  que estará seriamente comprometido sino ponemos de lado, enanos intereses, mezquinos procederes y calculados objetivos individuales y grupales, obviando nuestros deberes ciudadanos, en esta hora menguada de la venezolanidad. Dios proteja a nuestro país. Amanecerá y veremos. 

luisevalenciam@hotmail.com

Destape: Coronavirus y Naciones Unidas; por Pedro Corzo / @PedroCorzo43

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Vicente Brito: Estamos en una torre de babel donde todos hablan pero nadie se entiende

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