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¿Porqué no termina de caer?; por Henry Cabello / @Henry_Cabello

BAJO LOS AUSPICIOS DE LA ESPERANZA.

¿POR QUÉ NO TERMINA DE CAER?

Una pregunta que surge en las redes, con cierta frecuencia, es: "¿Si, como parece, Maduro tiene todo en su contra...Cómo es que aún continúa en el poder, en el gobierno...? ¿Por qué todavía no se cae...?.

Esa pregunta no tiene una sola respuesta...tiene varias.

En primer lugar habría que hacer una distinción entre "Poder" y "Gobierno". Se puede detentar el poder formal desde el gobierno sin que se tenga poder real en la práctica.

Por ejemplo, puede que NM, aún siendo usurpador (elecciones ilegítimas), detente la figura formal de Presidente...pero ¿Realmente tiene el poder? ¿Quién puede asegurar quién o quienes detentan el poder en realidad? Y hay que señalar que existen distintos tipos de poder. Hay el poder político, pero también hay el poder militar. Y no olvidemos el poder de las mafias. Por eso, la pregunta no es ¿Quién gobierna en Venezuela? sino ¿Quién manda en Venezuela? Agregando, además, que muchas veces no es "Quién" sino "Quienes". Porque el mando puede ser colegiado. Narcos, PSUV, militares, guerrillas, cubanos, iraníes, hezbollah, etc. Todos ellos mezclados o solo algunos de ellos. Es un régimen en que nada está claro y eso es lo que buscan. Obviamente, entonces, hay que hablar de un cambio de régimen más que de la salida de un usurpador. Este es el verdadero problema.

Por otra parte, y para ilustrar otro aspecto del problema, les cuento una anécdota personal. Anoche mi esposa me reclamó mi manera de reaccionar con furia ante otro apagón, la escasez de gasolina, de dinero, de medicinas, etc. Ella insiste en que frente a esta cadena de adversidades, lo mejor es usar el cerebro adaptativo y no permitir que el Colon (Corazón, tripas, etc.) se me irrite. La sugerencia es la vieja admonición de "Al mal tiempo, buena cara", es decir, en lugar de permitir que la ira se apodere de mi, usar mi capacidad racional para intentar buscar el lado positivo de las cosas y mi inteligencia para adaptarme a una situación crítica buscando la supervivencia en lugar del infarto.

Ella tiene razón...en parte. Porque lo que propone mi costilla es una conducta acomodaticia. Ya que no puedo solo luchar contra la montaña de imbecilidades y abusos del gobierno --y en muchos casos, de la oposición--, lo mejor que debería hacer es tratar de acomodarme a una situación usando la estrategia del alpinista: subir un escollo a la vez en lugar de enfocarme en el pico que quiero alcanzar. Es decir, vivir un día a la vez. En mi caso me resulta difícil de lograr. Es que fui entrenado toda mi vida en la práctica gerencial de anticiparme a los problemas, planificar con metas a corto, mediano y largo plazo. Solo que eso se puede hacer en un entorno más o menos confiable y no sirve para nada en una situación cambiante y plagada de incertidumbres. Y no se trata de resiliencia, sino del peligro de la costumbre. Sin darnos cuenta, podemos "acomodarnos" a vivir bajo el signo de la carestía, de la amenaza permanente y del terror.

Veamos un ejemplo. Digamos que me hubiera dedicado a lo largo de mi vida de trabajo a ahorrar cierta cantidad de dinero. Vamos a suponer que en 20 años de trabajo hubiera logrado tener en mi cuenta de ahorros unos 20 millones de bolívares. Para el año 1982, al cambio de la época (Bs. 4,30/$), eso hubiera representado unos $ 4.600.000 (Sí, leyó bien: 4 millones 600 mil dólares), o sea una pequeña fortuna que me hubiera permitido pasar el resto de mi existencia muy cómodamente en cualquier lugar del mundo que se me antojara. Bien invertidos producirían al menos el 10% de renta anual, o sea unos 460 mil $ anuales.

Pero, a comienzos de 1983, el fatídico viernes negro, como por arte de magia mis 460 mil dólares se convirtieron en...¡50 mil dólares! O sea, el gobierno me birló más de 410 mil dólares de un solo plumazo. Si, tercamente hubiera insistido en volver a reunir mi capital de 20 milloncitos, por cortesía del héroe del museo militar, en enero de 2008 el gobierno me volvió a robar: mis 20 millones de viejos bolivaritos se convirtieron en apenas 20 mil ¡BOLÍVARES FUERTES! ¡Qué dramática ironía! Pero digamos que, estúpido como soy, insistí de nuevo y logré amasar otra vez mis ansiados 20 milloncejos... el domingo 19 de agosto del 2018, se volatilizaron para convertirse, ya no en 20 mil, sino en... "Dos mil Bolívares SOBERANOS" ¡N'a guará! Dirían por Barquisimeto. Y si hubiera guardado esos dos mil "soberanitos" en una cuenta, hoy apenas me alcanzarían para comprar una canilla de pan malo. Obviamente mi empeño en planificar se hubiera zambullido en el hueco negro de la barbaridad. Hasta allí con eso de "acostumbrarse".

Dicen que los problemas económicos no tumban gobierno. Y, por lo que veo, siento y padezco, pareciera ser cierto. Sin embargo, cuando miro a mi alrededor a gente comiendo de la basura y muriendo de mengua...no me siento tan seguro. La ruina económica suele ser una amenaza silenciosa por aquello de que "la procesión se lleva por dentro". Porque si viene acompañada de represión, persecución, tortura, entrega a grupos extranjeros, traición al país, epidemias y colapso de todos los servicios públicos, el hecho de que el gobierno no termine de caer, no se debe tanto a la habilidad de los delincuentes, sino a la incapacidad de quienes se supone que deben combatirlos.

Porque solo la unidad de acción, de pensamiento, de objetivos y propósitos, puede conducir a la victoria de los opositores. Pero, sobre todo se necesita una cooperación flexible (como opuesta a ciega) entre todos los opositores, sean de la tolda que sean. Y esa cooperación tiene necesariamente que ser respaldada por una organización capaz de encausar las energías opositoras.

Hay un ejemplo histórico de esta afirmación. El 17-12-1989, en la ciudad de Timisoara, en Rumania, el pueblo harto de los abusos de Nicolás Ceausescu, se alzó y fue fuertemente reprimido. El día 21 siguiente, el dictador convocó una manifestación de sus partidarios en la capital Bucarest. La multitud allí reunida se cansó de la palabrería de Nicolás quién ofrecía aumentos del salario mínimo y de las pensiones para aplacar la furia opositora. Pero la gente no se dejó convencer y comenzaron a abuchearlo. El dictador no pudo terminar su discurso y al día siguiente trató de huir pero el ejército se lo impidió, fue apresado, juzgado y condenado al pelotón de fusilamiento. ¿Se liberó el pueblo rumano? Pues no.

Hubo en esa Rumania unos avispados comunistas que al ver al gobierno deshilachado, decidieron aprovechar la oportunidad. Se coaligaron en un "Frente de Salvación Nacional" y su líder un tal Ion Iliescu (no confundir con Ionesco, el dramaturgo francés, aunque suene parecido), se coló entre las ramas y obtuvo mas del 80% de los votos en las primeras elecciones "post comunistas". Poco sabían los pobres rumanos que era el mismo negro con diferente cachimbo. El FNS había usado sus artimañas para controlar casi todos los medios y difundir sus falsedades. Una vez triunfantes procedieron a repetir la historia en el clásico "Quítate tu pa'ponerme yo". Luego de aquella farsa electoral Rumanía ha pasado por diversas etapas, pero la democracia ha logrado sobrevivir pese a todo. Hoy ocupa hoy el puesto 42 entre 180 naciones, en el Indice Mundial de Libertad Económica publicado cada año por la Heritage Fundation. mientras que Venezuela es el 179 y Corea del Norte es el 180...¿Que tal?

La conclusión, en cuanto se refiere a Venezuela, es que un gobierno, por muy débil que sea, no caerá si cuenta con los siguientes elementos:

(A) Control de las Fuerzas Armadas.

(B) Control de los dineros públicos. Esto se garantiza con el control de las FFAA que constituyen el aparato de represión.

(C) Apoyo de algunas organizaciones o países extranjeros. Esto le dá un aire de legitimidad internacional.

(D) Control del aparato electoral. No pierde elecciones, las amaña.

Con esos elementos es suficiente para que el gobierno, por muy ilegítimo y usurpador que sea, pueda aparentar una ficticia normalidad y lucir en el ámbito internacional como si los problemas que confronta son simplemente diferencias ideológicas y políticas con unos cuantos agitadores. Por eso hablan de "diálogo" y "negociación".

Por su parte, la oposición, para lograr sus propósitos, solo debe contar con unos pocos pero indispensables elementos:

(A) Recursos económicos.

(B) Reconocimiento y apoyo internacional.

(C) Credibilidad interna y externa.

Y

(D) Lo más importante: Una mayoría contundente de ciudadanos dispuestos a cambiar de régimen, pero que se encuentren organizados y que crean en un liderazgo único.

Esto último es lo más difícil de lograr en un país con tradiciones democráticas. En primer lugar la organización es inherente a los partidos políticos. Sin ellos resulta cuesta arriba (para no decir imposible) aglutinar a las masas en acciones comunes. ¿Los tenemos? Sí, tenemos varios. ¿Los venezolanos desean realmente cambiar de régimen? No hay dudas de que así es. Casi un 90% de los votantes ansían febrilmente salir de esta pesadilla. ¿Creen en un liderazgo único...?

¡Ahí está el detalle...! (Cantinflas dixit). A la fecha contamos con un líder inesperado. El que estaba "a la vuelta de la esquina". Juan Guaidó ha logrado el milagro de contar con un fuerte respaldo popular y con el reconocimiento internacional necesario para afincar su posición. Pero, a lo interno, luce atrapado en una telaraña de enredos político-partidistas más propios de una Asamblea Sindical que de un auténtico deseo de cambio. Los partidos se muestran exageradamente celosos de sus protagonismos y de sus aspiraciones internas y no parecen dispuestos a ceder ni un milímetro, aunque eso les cueste retrasar miserablemente el momento del cambio.

¿Qué hacer entonces?

En mi humilde opinión pienso que si mañana Guaidó convocara una rueda de prensa (aprovechando, por ejemplo, la celebración del 5 de Julio, Día de la Indpendencia), y frente a las cámaras nacionales e internacionales y cientos de celulares grabando anunciara:

1. El nombramiento de un Canciller (Diego Arria); un Ministro de la Defensa (Sebastiana Barraez); un Ministro de Relaciones Interiores (Antonio Ledezma) y otros funcionarios de relevancia, en distintos cargos incluyendo a María Corina Machado, Enrique Aristeguieta, Iván Simonovis, Alfredo Romero, Carlos Romero, Idania Chirinos y varios otros, lograría conformar un gabinete de transición. Menciono esos nombres solo a manera de ilustración. En realidad se trata de que sean personas que cuenten con amplio reconocimiento nacional e internacional.

2.- Que esos nombramientos se hicieran con la previa aceptación privada de los postulados.

3.- Convocar públicamente a una reunión también pública, en las siguientes cinco horas, a los líderes de los principales partidos de oposición: AD-VENTE-PJ-VP-Avanzada, etc., para decidir de manera pública las acciones  que se realizarían en las siguientes 48 horas y comprometerlos a apoyarlas. Lo fundamental es que esa reunión se haga en público, frente a las cámaras y micrófonos de la prensa nacional e internacional, con todo el pueblo como testigo. Sin dar lugar a acomodos, maniobras o acuerdos de trastienda.

Con solo esos tres pasos se daría el impulso final necesario para que los miembros activos de las FFAA que aún están temerosos, decidieran dar el paso al frente que se necesita para terminar de acabar con un régimen putrefacto.

¿Lo haría? Está por verse...Pero indudablemente el tiempo en el mando de la camarilla delincuencial ya no se contaría en meses ni días, sino en minutos... y los venezolanos comenzaríamos una nueva historia bajo los auspicios de la esperanza. Si algo así no sucede, podemos entender ¿Por qué no termina de caer...?

Henry M. Cabello.