Uno de los diplomáticos más importantes del papa Francisco visita a Maduro
La visita a Maduro del segundo al mando de la Secretaría de Estado del Vaticano “tiene un peso” enmarcado dentro de los esfuerzos de varios actores internacionales por la reanudación de un diálogo político sobre Venezuela que arroje resultados palpables y definitivos,
Con información de VOA Noticias
La visita de Edgar Peña Parra, el monseñor venezolano que ocupa el segundo máximo cargo de la Secretaría de Estado del Vaticano, ocurre entre esfuerzos internacionales para optimizar la negociación sobre el país suramericano.
Uno de los delegados más importantes de la secretaría de Estado del Vaticano, el venezolano monseñor Edgar Peña Parra, visitó de manera sorpresiva este fin de semana al presidente Nicolás Maduro en el Palacio de Miraflores, en Caracas.
El gobierno venezolano informó la noche del sábado que Maduro recibió en su despacho a Peña Parra, quien funge desde hace cuatro años como sustituto de Asuntos Generales de la Secretaría de Estado del Vaticano. Según especialistas en asuntos de la Iglesia católica romana, se trata del tercer cargo más importante del Estado Vaticano, con sede en Roma, Italia.
“Grata visita del Monseñor Edgar Peña Parra, sustituto de Asuntos Generales de la Secretaría de Estado del Vaticano. Un hijo de Venezuela en la Santa Sede, que vino a traernos las bendiciones de Dios y del Pontífice (Francisco), quien siempre ha estado pendiente de nuestro país”, escribió Maduro en su cuenta oficial de Twitter.
El canal del Estado venezolano, VTV, transmitió algunas imágenes de la llegada a Miraflores de Peña Parra y de su encuentro con el jefe de Estado venezolano, donde se le vio sonriente y amable. A las espaldas de Maduro, estaban desplegadas las banderas de Venezuela y el Vaticano. Cilia Flores, primera dama, también participó en la reunión.
La Santa Sede ha mantenido su reconocimiento a Maduro como presidente de Venezuela, si bien medio centenar de Estados, como Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea, lo desconocen como tal desde enero de 2019 por haber ganado su reelección en unos comicios calificados por sus opositores como fraudulentos e ilegítimos.
Peña Parra, de 62 años, nació y creció en el barrio El Saladillo de Maracaibo, capital del estado venezolano de Zulia, y cuenta con casi tres décadas de experiencia diplomática.
Es responsable de la agenda diaria del Papa Francisco, gestiona la política exterior de la Santa Sede, organiza las actividades de los nuncios en todo el mundo, gerencia las labores de la curia romana y es responsable de los signos de identidad del Sumo Pontífice, como el sello papal y el anillo del pescador, de acuerdo con la estructura del gobierno vaticano.
Su cargo es considerado como parte del círculo íntimo del Papa, con quien mantiene contacto frecuente. Se ocupa de las inquietudes de las embajadas de la Iglesia y es el más cercano colaborador del secretario de Estado del Vaticano, monseñor Pietro Parolin.
El religioso venezolano ha sido Nuncio Apostólico en Pakistán y Mozambique, y ocupó cargos diplomáticos a nombre del Vaticano en Kenia, México, Honduras y la ONU. Tiene estudios de Filosofía, Teología y Derecho Internacional, y es doctor en Derecho Canónico. Domina siete idiomas: español, inglés, francés, portugués, serbocroata, italiano y latín.
El encargado de negocios de la Nunciatura Apostólica de Venezuela, monseñor Ignazio Ceffalia, acompañó el sábado a Peña Parra en su visita al Palacio de Miraflores.
Entre negociaciones
La visita a Maduro del segundo al mando de la Secretaría de Estado del Vaticano “tiene un peso” enmarcado dentro de los esfuerzos de varios actores internacionales por la reanudación de un diálogo político sobre Venezuela que arroje resultados palpables y definitivos, observa el experto en asuntos internacionales, Luis Peche Arteaga.
“El Vaticano es uno de los actores que han sido partícipes de forma más constante e ininterrumpida de los procesos de diálogo en Venezuela, con mayor o menor credibilidad en algunos momentos. Es uno de los pocos con ese peso político y validez para ser interlocutor tanto con el chavismo como con la oposición”, dice a la Voz de América.
La Iglesia católica facilitó hace seis años el diálogo entre el gobierno de Maduro y sus opositores. Esas negociaciones solo duraron tres meses y voceros de la curia venezolana calificaron sus resultados como “decepcionantes” tras el retiro del oficialismo.
El Papa Francisco confirmó entonces las cuatro condiciones necesarias en la crisis venezolana: aliviar la crisis de abastecimiento de alimentos y medicinas; publicar un cronograma electoral; adoptar medidas para restituir la Asamblea Nacional ganada por la oposición en 2015; y generar decretos para lograr la liberación de presos políticos.
Peche Arteaga destaca que existen muchos actores internacionales que “se están movilizando” para que la negociación sobre Venezuela sea “funcional, óptima y logre acuerdos” entre las partes en conflicto en asuntos políticos, económicos y sociales.
“Esta presencia del Vaticano se suma al cúmulo de esfuerzos de la comunidad internacional para llevar el tema Venezuela a una solución óptima”, explica el especialista.
La reunión entre Maduro y uno de los máximos delegados diplomáticos de la Iglesia católica ocurrió un día después de una conversación de alto nivel en París entre actores políticos de Venezuela, Francia, Argentina, Colombia y Noruega con el fin de descongelar el diálogo sobre la prolongada crisis de la nación suramericana en Ciudad de México.
El viernes, los presidentes Emmanuel Macrón, Gustavo Petro y Alberto Fernández se reunieron con los delegados jefe del gobierno de Maduro y la Plataforma Unitaria que se le opone, Jorge Rodríguez y Gerardo Blyde, para abordar asuntos clave que deriven en el retorno de ambas partes en conflicto a las negociaciones facilitadas por Noruega. Ese proceso se interrumpió hace un año luego del retiro del oficialismo venezolano.
En el marco de esas conversaciones en París, el mandatario colombiano propuso el levantamiento de sanciones como “una medida humanitaria”, una amnistía general en Venezuela y un pacto de convivencia en torno a las elecciones presidenciales de 2024.