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Informe revela cómo Venezuela se convirtió en el cementerio de la cúpula de las disidencias de las FARC

InSight Crime describe la migración de los grupos armados desde Colombia al otro lado de la frontera y asevera que el Frente Acacio Medina es la facción más poderosa

Con trabajo de Sebastiana Barraez, para Infobae

“En Venezuela, al menos, las guerras post-FARC parecen abocadas a terminar con un ganador inusitado: el Frente Acacio Medina, al mando de Miguel Díaz Sanmartín, alias “Julián Chollo”, comandante que carece de las credenciales insurgentes de los mandos guerrilleros originales y de las temibles reputaciones e historias de los líderes de la Segunda Marquetalia”, revela el informe que este lunes presentó el equipo de InSight Crime, que tiene cinco años investigando el tema y que asevera que “el Frente Acacio Medina es actualmente la facción más poderosa de las ex-FARC Mafia que queda en Venezuela”.

La presentación del informe de Insight Crime titulado “La guerrilla colombo-venezolana: la migración de la guerra de Colombia hacia Venezuela”, fue moderado por el periodista Javier Mayorca y contó con la participación de Jeremy McDermott, Luis Fernando Trejo Rosero y María Victoria Llorente. En el documento presentado se asegura que “Julián Chollo se encuentra seguro y atrincherado en el foco de minería de oro, en Atabapo, Amazonas, donde fuentes locales dicen que goza de la protección del ejército local y de aliados en el gobierno. ‘Él es el rey de Atabapo’, comentó un periodista local”.

Para el director ejecutivo y cofundador de InSight Crime, Jeremy McDermott, “es una fantasía creer que, cuando la Oposición gane poder en Venezuela, todo va a cambiar de la noche a la mañana, particularmente en sitios como Apure o Amazonas; al contrario, eso podría fortalecer, en el corto plazo, todavía más, la posición del ELN en estos sitios donde están vistos como gobierno o autoridad legítima”.

María Victoria Llorente de la Fundación Ideas Para La Paz, mostró resistencia a aceptar “la posibilidad de que aquí se esté gestando una guerrilla panamericana” agregando que “creo que con estas cosas que vamos diciendo los analistas podemos crecer al enano y eso me asusta. Una cosa es esta guerrilla habitación que tiene 2 caras distintas, una aquí (en Colombia) de insurgencia. La lógica paramilitar que tienen esos grupos dependen del espacio que les abra el Estado en sí mismo y como lo dice el documento (de Insigh Crime) parte de los éxitos del ELN en los espacios que se ha abierto frente a las disidencias tiene que ver con con el apoyo que le ha dado el régimen de Maduro y eso no hay que subestimarlo”.

El analista político Luis Fernando Trejo Rosero se pregunta “cómo queda el ELN en esas negociaciones Maduro- Estados Unidos, porque Maduro no se va a ir a una guerra contra una organización que sabe cuánto podría iniciar acciones armadas, pero nunca cuándo las terminaría. Más que sacarlos a escobazos yo creería que puede haber un escenario de absorción o institucionalización del ELN venezolano”, agrega que el gran objetivo del ELN es sostenerse en armas. “El ELN está hoy viviendo su mejor momento. Y en Venezuela son gobierno, y gobierno oficial”.

Alias Gentil Duarte, el jefe máximo de las disidencias

No hay territorio seguro

Durante décadas, Venezuela fue un refugio para los comandantes de las FARC, dice Insight Crime en su informe titulado “La guerrilla colombo-venezolana: la migración de la guerra de Colombia hacia Venezuela”, en el que destacan que “altos comandantes como Miguel Botache Santanilla, alias “Gentil Duarte”, comandante de la red de disidencias más numerosa y con mayor poder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), podían vivir sin temor bajo la protección del Estado venezolano en cabeza del presidente Hugo Chávez y de su sucesor, Nicolás Maduro. Duarte fue el cuarto alto comandante de las ex-FARC asesinado en Venezuela en el transcurso de un año”.

“Los asesinatos comenzaron cuando Venezuela se convirtió en terreno de batalla de dos facciones rivales de disidentes de las FARC, cada una de las cuales sostenía que era la verdadera heredera de las FARC y por lo tanto intentaba tomar el control de los antiguos territorios, alianzas y economías criminales de las FARC en el país. La rivalidad entre dichas facciones, las muertes de líderes en ambos bandos y la persecución incesante de las fuerzas de seguridad colombianas, han sembrado el caos y la confusión en estas dos redes”.

Indican que para las disidencias de las FARC, a las que identifican como “ex-FARC Mafia”, Venezuela dejó de ser un lugar seguro. “Terminó convirtiéndose en un cementerio de sus comandantes más importantes, y punto final de sus sueños de reconstruir la guerrilla de las FARC y de revivir su revolución perdida”.

Recordaron las palabras del “comandante del histórico Frente Primero de las FARC, Néstor Gregorio Vera Fernández, alias Iván Mordisco”, cuando envió un comunicado rechazando los diálogos de paz y anunciando la formación de la disidencia que continuaría la revolución armada de las FARC. “No compartimos el desarme de las FARC porque consideramos que dichas armas pertenecen a los pobres de Colombia, que el único objetivo de la burguesía es desarmarnos para que puedan someter a los pobres a su antojo y llevarlos a la esclavitud moderna”.

El secretariado de las FARC envió a Gentil Duarte para que pusiera orden en el motín y aunque se le dio por muerto apareció junto a Mordisco retirándose del proceso de paz. “Esta alianza daría forma a la primera fase de la era post-FARC. Ese fue el nacimiento de las ex-FARC Mafia”, destaca Insight Crime.

“Aunque su mayor interés era reconstruir las redes de las FARC en Colombia, las disidencias de Duarte reconocieron desde el principio que Venezuela sería importante: un refugio, y quizás algo más. Durante décadas, Venezuela ha sido un aliado de las guerrillas colombianas, pues el ex presidente Hugo Chávez no solo consideraba a las FARC aliados ideológicos, sino también un baluarte estratégico contra una Colombia hostil y su mecenas militar, Estados Unidos”.

“Dicha relación convirtió a Venezuela en un refugio para las filas y los cabecillas de las FARC, así como en centro logístico y de aprovisionamiento y, más adelante, en fuente de rentas criminales. Duarte y Mordisco estaban ansiosos por mantener esa tradición y consolidar su presencia en Venezuela”.

Mordisco y Gentil Duarte “pactaron una alianza con otro líder de las FARC que no quería hacer parte del proceso de paz: Géner García Molina, alias John 40, quien por largo tiempo se había ocupado más de los beneficios del tráfico de drogas que de la lucha revolucionaria. Desde comienzos de los 2000, se había asentado en el estado venezolano de Amazonas”.

“John 40 no solo ofreció músculo financiero y experiencia de primera mano en narcotráfico, sino que también podía actuar como puente con el Frente Acacio Medina, facción disidente asentada en el estado venezolano de Amazonas que había mostrado poco interés en cambiar la paz por las lucrativas minas de oro y rutas de narcotráfico que controlaban en Venezuela”.

Arturo en Apure

Las investigaciones de Insight Crime hablan del descontento que entonces hubo con el proceso de paz, que aunado a la incertidumbre por el futuro se extendió entre los desmovilizados. “Comenzaron a formarse nuevas redes disidentes en la región fronteriza de Venezuela, algunas con ayuda de Duarte y su red. Entre ellas estaba el Frente 10, que operaba entre el departamento colombiano de Arauca y el vecino estado de Apure, en Venezuela”.

Relatan que la Defensoría del Pueblo de Colombia sostiene que “Duarte y Mordisco enviaron armas y recursos a las disidencias lideradas por un mando medio que había sido expulsado del proceso de paz, Jorge Eliécer Jiménez Martínez, alias ‘Arturo’, quien convirtió un pequeño grupo de guerrilleros, que se había evadido de un campamento de desmovilizados, en un grupo armado binacional con más de 300 combatientes aproximadamente”.

Las disidencias en el Arauca colombiano surgen con el fortalecimiento militar que recibieron del Frente Primero. “Posteriormente se les unió una disidencia del Frente 33, al mando de Javier Alonso Veloza García, alias John Mechas. El grupo se había unido a la guerra post-FARC por el control del centro neurálgico de producción de cocaína en la región del Catatumbo, al noreste de Colombia, y puso campamentos en el centro de tráfico que es el estado de Zulia en la frontera de Venezuela. Tras anunciar su disidencia en 2018, Mechas declaró su apoyo a la red de Duarte en 2020″.

“La alianza con los Frentes 10 y 33, y las alianzas de negocios con el Frente Acacio Medina, significaban que la creciente red de disidencias de Duarte ahora tenía acceso a tres puntos de paso hacia tres estados fronterizos venezolanos para la cocaína producida en sus territorios en Colombia”, revela el informe.

Copia del gráfico de Insight Crime sobre el ELN y su mutación hacia el paramilitarismo

En agosto 2019, Iván Márquez y Jesús Santrich anunciaron la refundación de las FARC bajo la bandera de la Segunda Marquetalia, que “estableció su base no en Colombia, sino en Venezuela. Múltiples fuentes en el estado venezolano de Apure y el vecino departamento colombiano de Arauca declararon a InSight Crime que los comandantes de las ex-FARC llegaron uno por uno a la población de Elorza, donde usaron sus conexiones para crear redes de narcotráfico”.

Según un comandante de la red de disidencias de Duarte, “cuando los más altos comandantes de las FARC abandonaron el proceso de paz, los líderes de la Segunda Marquetalia esperaban hacer valer su rango y simplemente asumir el control de todo lo que Duarte y Mordisco habían construido. Pero los comandantes disidentes iniciales los consideraban traidores por haber negociado con el gobierno colombiano y haber depuesto las armas”.

“Al verse rechazados por Duarte y su red, los integrantes de la Segunda Marquetalia buscaron reivindicarse como los verdaderos herederos de las FARC, reclutando disidencias en toda Colombia, operando desde la seguridad que les ofrecía Venezuela”, dice el informe que da por hecho así el surgimiento de dos polos de poder alternativos de los remanentes de las FARC. “La red de Duarte tenía mayor poder militar y controlaba extensiones de territorio de importancia estratégica tanto en Colombia como en Venezuela. La Segunda Marquetalia tenía el poder estrella de sus comandantes en Colombia y conexiones políticas de alto nivel en Venezuela. En la nueva base de la Segunda Marquetalia en Apure, esa rivalidad derivó en un conflicto con los representantes locales de Duarte: el Frente 10″.

El enfrentamiento entre los dos grupos estalló en Apure. “El punto de quiebre ocurrió en 2021, cuando el ejército venezolano, algunos de cuyos elementos habían trabajado antes con el Frente 10, los atacaron por sorpresa”.

La entrada del ELN

Insight Crime relata que “el año 2021 cerró con la Segunda Marquetalia debilitada por las misteriosas muertes de sus comandantes, y el Frente 10 ante la presión constante del ejército venezolano. Y el 2022 inició con un baño de sangre”.

Es así como arrancó el 2 de enero, en Arauca (población colombiana), con el ruido de ráfagas de fuego. “Comenzaron a aparecer cuerpos, muchos con heridas de bala, que parecían ser ejecuciones sumarias. En los tres días que siguieron, el saldo de muertos ascendió a 27. Un nuevo actor entraba al conflicto: el Ejército de Liberación Nacional (ELN)”.

Cita el informe una investigación del medio La Silla Vacía, destacando que “el Frente 10 llegó a acuerdos con el ELN para repartirse los territorios y las economías criminales, mientras que la Segunda Marquetalia ponía en escena cumbres con líderes del ELN, entre ellos el comandante supremo del ELN en la región, Gustavo Aníbal Giraldo, alias Pablito, según informes de inteligencia de Colombia que publicó El Tiempo”.

“El ELN y el ejército venezolano coordinaron directamente operativos contra las disidencias de las FARC, según testimonios recogidos por Human Rights Watch. Frente a la arremetida, el Frente 10 buscó ayuda de sus aliados en la red de disidencias de Duarte. Operando bajo el título de Comando Oriental Conjunto, el Frente 10 tuvo el apoyo de los Frentes 33 y 28, que tenía actividad en el lado colombiano de la frontera”.

Así evolucionó la presencia de ex-FARC-Mafia en Venezuela

Según Insight Crime ese Comando Oriental Conjunto no duró mucho. “Obligado a replegarse en territorio colombiano, el Frente 10 quedó vulnerable en territorio tradicional enemigo. El 24 de febrero, el ejército colombiano asestó un golpe decisivo al grupo, que acabó con la vida del líder del Frente 10, Arturo, junto con 26 combatientes, en un operativo en Puerto Rondón, Arauca”.

“Todo lo que queda del Comando Oriental Conjunto y las disidencias de Duarte en Venezuela es el Frente 33 de John Mechas, en Zulia. Gentil Duarte recurrió a Mechas cuando huía de los operativos del ejército colombiano. Pensó que estaría seguro en Venezuela después de sufrir al menos dos ataques a sus campamentos en Colombia durante 2021, según El Tiempo”.

“Pero al igual que Santrich, El Paisa y Romaña, la búsqueda de un refugio por parte de Duarte solo lo llevó a la muerte. Y como con los comandantes de la Segunda Marquetalia, los eventos que rodean su muerte siguen siendo un misterio”.

“Si hubo alguna celebración en el bando de la Segunda Marquetalia, esta no duró mucho. Apenas pasó un mes después de las noticias de la muerte de Duarte, cuando Iván Márquez fue víctima de un intento de asesinato”.