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El 60 % de los presos venezolanos presenta desnutrición severa

Los informes efectuados en las cárceles nacionales por el Observatorio Venezolano de Prisiones demostraron que en 2020 hubo un 85 % de fallecimientos por tuberculosis y alarmantes deficiencias alimentarias.

Redacción  

Uno de los conflictos más graves que atraviesa Sudamérica reside en sus condiciones penitenciarias. Venezuela no es la excepción, ya que diversos estudios de diferentes instituciones han determinado que esta problemática se ha tornado bastante preocupante.

Según informes de 2020 realizados por el Observatorio Venezolano de Prisiones, la pésima situación sanitaria fue la principal causa de fallecimientos en los centros penitenciarios del país. Los portavoces de dicha organización expusieron que de 292 muertes registradas el año pasado en las prisiones, 184 ocurrieron por razones de precariedad sanitaria.

Los análisis al respecto son más precisos: al menos un 85 % de los fallecimientos se relacionaron con la tuberculosis y las carencias alimentarias. Asimismo, el restante 15 % se dio por cuadros diarreicos, diabetes, hepatitis y obstrucciones intestinales sin tratar.

Para Carolina Girón, directora del Observatorio Venezolano de Prisiones, la causa elemental de la mayoría de estos padecimientos es la desnutrición que sufren los presos venezolanos. “Pudimos comprobar que todos los reos están desnutridos, pero el 60 % muestra signos graves de desnutrición porque no están llegando los alimentos correspondientes”, resaltó.

Para poder establecer un mínimo de equilibrio nutricional, las personas deben ingerir diariamente entre 30 g. y 50 g. de proteínas, a la vez que se debe priorizar el consumo de alimentos con vitaminas A, B12, C y D, detalla Dannie Hansen, fundador de Sundt. Definitivamente, este estándar esencial no está siendo respetado en los centros penitenciarios, ya que desde 2017 las muertes por desnutrición empezaron a ser un marcador para el Observatorio. 

Girón ha mencionado que la pandemia también ha repercutido en esta situación crítica:

“En el marco de la pandemia, de restricción de las visitas, pudimos demostrar con cifras que no llegaban alimentos a los centros penitenciarios de parte del Estado, sino que esa responsabilidad se les dejaba a los familiares. Los familiares eran los que estaban alimentando a sus seres queridos, no el Gobierno”.

Este procedimiento es singular y  de contingencia, ya que en muchos países no se permite que los familiares asistan a los presos. En España, por ejemplo, se prohíbe que los reos reciban comida de gente del exterior. Sin embargo, Girón subraya que si los familiares de los presos venezolanos no estuvieran atentos a sus necesidades, posiblemente la cifra de enfermos y desnutridos sería inaudita.

Los estudios del Observatorio han determinado que el hacinamiento carcelario es el desencadenante originario de todas las disyuntivas mencionadas. Asimismo, esta situación facilita la propagación de enfermedades contagiosas que difícilmente pueden ser atendidas a tiempo por el personal especializado.

Los portavoces del Observatorio no han pasado por alto que en 2020, la población reclusa en el país fue de 37 543 personas para una capacidad instalada de 21 848 plazas. Esto se traduce como un hacinamiento en 171,83 %.