Vente Mundo: Alertamos al país y al mundo sobre la crítica situación de los venezolanos en el exterior ante la pandemia del Coronavirus
El éxodo fue una de las primeras políticas de Estado impulsadas por Chávez a medida que tomaba control de empresas nacionales, expropiaba privadas, desintegraba las Fuerzas Armadas y exacerbaba la lucha de clases
Redacción
A la vulnerabilidad legal, económica y social, ahora se une la dramática situación que enfrentan junto a las sociedades que los han recibido, producto de la pandemia del Covid-19. por esta razón consideran inconcebible “que estos espacios diplomáticos hayan sido convertidos en espacios políticos partidistas donde se deja fuera el interés de los ciudadanos”.
Señalan que extraoficialmente, más de 75 venezolanos han contraído el virus en diferentes países, de los cuales se conoce el lamentable fallecimiento de al menos 20 ciudadanos, aproximadamente 12 de ellos eran médicos.
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El éxodo fue una de las primeras políticas de Estado impulsadas por Hugo Chávez a medida que tomaba control de empresas nacionales, expropiaba privadas, desintegraba las Fuerzas Armadas y exacerbaba la lucha de clases. Hoy, la diáspora venezolana contabiliza aproximadamente 6 millones de venezolanos en el exterior, de los cuales al menos 4,5 millones huyeron en los últimos cinco años con una proporción considerable en situación de desplazados, refugiados y perseguidos.
A la vulnerabilidad legal, económica y social, ahora se une la dramática situación que enfrentan junto a las sociedades que los han recibido, producto de la pandemia del Covid-19. Una proporción de venezolanos en el exterior gozan de fuentes de empleo formales, pero un grupo representativo importante ha llegado a ciudades en donde han logrado subsistir gracias a la economía informal, uno de los sectores más afectados por las políticas de confinamiento. En general, la incertidumbre también es alta en vista de las políticas de recorte de nómina, suspensión de salarios y otras medidas que el sector privado de muchos países ha debido tomar como respuesta al impacto sufrido por la pandemia.
Extraoficialmente, más de 75 venezolanos han contraído el virus en diferentes países, de los cuales se conoce el lamentable fallecimiento de al menos 20 ciudadanos, aproximadamente 12 de ellos eran médicos. A sus familiares, nuestro pésame y palabras de aliento. Precisamente, muchos son los médicos, enfermeras y otro personal de la salud venezolano que contribuyen con las autoridades de sus ciudades para controlar la propagación del coronavirus, arriesgando sus vidas para salvar otras. A ellos, nuestro reconocimiento y gratitud por la labor que desempeñan y que bien describe el espíritu solidario del profesional venezolano.
Sin embargo, es también nuestro deber, alertar a los gobiernos del mundo sobre la vulnerabilidad que corren muchos venezolanos, que los hace víctimas potenciales de esta pandemia. Sobre todo nos preocupa la situación de muchos compatriotas en Brasil, Colombia, Ecuador y el Perú, donde hemos identificado un mayor grado de vulnerabilidad.
Es público y notorio que desde estos cuatro países se han organizado caravanas de venezolanos que esta vez repiten la larga caminata en sentido contrario, hacia Venezuela. Son conocidos como los “retornados”. Muchos de estos venezolanos pasan las noches debajo de puentes o en estaciones, para continuar al día siguiente hacia su destino. Según la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), un total de 45.905 retornados han regresado al país hasta el 21 de mayo del presente año, mientras 991 personas lo han hecho por vía aérea. En Colombia, son largas las listas de espera para obtener billetes de autobuses con destino a Cúcuta, ciudad más próxima a la frontera colombo-venezolana, en donde casi 27 mil personas regresaron al país en situaciones deplorables, debiendo asumir por la fuerza unas condiciones de cuarentena que son indignas e inhumanas, encerrados en colegios o canchas deportivas que controla la tiranía, sin permitirles retornar a sus ciudades de origen, aún incluso luego de realizarles el test de despistaje. El número de retornados aumentará en los próximos días, generando una situación aún más tensa en la frontera entre Colombia y Venezuela.
Desde Vente Venezuela y muy particularmente desde Vente Mundo, reconocemos la labor que muchos gobiernos están haciendo para atender esta crisis, así como el trabajo de instituciones como la Organización de Estados Americanos (OEA), concentrando sus esfuerzos en las zonas más críticas. De igual forma, reconocemos la invaluable ayuda incondicional de las asociaciones y organizaciones sociales venezolanas y foráneas que han brindado una ayuda cercana, sincera y transparente a comunidades de venezolanos desplazados o a los propios migrantes en sus caminatas. Las apreciamos como otra muestra de la solidaridad en red que se teje bajo acuerdos de confianza y responsabilidad.
También es nuestro deber hacer un llamado a los funcionarios designados por el gobierno interino y que trabajan en las embajadas venezolanas. Resulta inconcebible que estos espacios diplomáticos hayan sido convertidos en espacios políticos partidistas donde se deja fuera el interés de los ciudadanos. Los venezolanos en el exterior claman por respuestas que deben ser gestionados con las autoridades competentes en el menor plazo posible. A los representantes del gobierno legítimo les recordamos que hay más de una vida que depende de un trámite legal o de no contar siquiera para comer una vez al día.
La gestión debe ser eficaz y comprometida. En tal sentido, exigimos transparencia y rendición de cuentas, y el uso muy enfocado de los fondos y recursos de ayudas humanitarias recibidas para subsanar la situación crítica de muchos venezolanos en el exterior. Recordamos una vez más que el político y diplomático, en su condición de líder y dirigente, es en su esencia un servidor público y como tal se debe a los venezolanos.
La grave situación que hemos descrito, sólo tiene una solución factible: salir del sistema criminal. Por ello reiteramos nuestra solicitud formal a las democracias liberales de Occidente para que actúen con responsabilidad, premura y determinación ante un conflicto que desde hace mucho dejó de ser exclusivamente de los venezolanos para convertirse en una de las mayores amenazas del Hemisferio Occidental.
El tiempo de la cuarentena tiene su fecha de caducidad, pero no sabemos hasta cuándo podemos soportar el sufrimiento que millones de venezolanos, dentro y fuera de su país, experimentamos ante la crueldad totalitaria del socialismo del siglo XXI.
Caracas, 1 de junio de 2020.