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En Sucre y Nueva Esparta, la debacle de la industria pesquera

En Sucre y Nueva Esparta, la debacle de la industria pesquera

Una de las fuentes de producción de proteínas más económica del mundo que tenía en su haber más de diez (10) empresas procesadoras de sardinas

Domingo Luis Díaz Mendoza 

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Barcelona.- Muchos fueron los factores para que la industria pesquera más importante del país y del mundo, en lo que refiere a la producción de proteínas, cayera en la debacle. En la actualidad el sector pesquero del estado Sucre, donde se lograban 560.000 toneladas/año, bajó la producción en más de 170.000 toneladas/año, menos de un tercio de lo que se producía con la pesca de arrastre. En la caída vertiginosa incide la desinversión, la importación de puertos, la falta de combustible, los trámites que tienen que hacer los pescadores ante los organismos jurisdiccionales, la delincuencia en altamar y la falta de apoyo por parte de los organismos financieros privados y públicos. 

Vemos con asombro la cantidad de embarcaciones varadas en las costas del estado Sucre, sobre todo en los muelles pesqueros, unas por falta de motor fuera de borda y otras por la escasez de combustible que afecta la economía del país, amén de la incapacidad de los pescadores para sostener el negocio que de por vida les permitía llevar el sustento diario a sus hogares, dar educación a sus hijos, comprar ropa y calzados. 

A raíz de la situación planteada la dinámica del sector pesquero en el estado Sucre varió significativamente desde marzo de 2009 cuando entró en vigencia la nueva Ley de Pesca y Acuicultura que regularía la actividad pesquera nacional. 

La fuente de producción de la proteína más económica del mundo se producía en el Oriente venezolano, con mayor intensidad en el estado Sucre que tenía en su haber unas 10 fábricas procesadoras de sardinas y atún, en menor escala Nueva Esparta. 

Hoy día esa industria que sólo en Sucre tenía una población labor de más de seis (6) mil trabajadores directos y otros más indirectos que laboraban como mecánicos y carga, está en colapso total. Todo se redujo a nada producto de las malas políticas económicas puestas en práctica por Hugo Chávez Frías a quien todos en Sucre acusan de la destrucción de la industria pesquera conjuntamente con el gobernador de la época Enrique Maestre, el ejecutor y principal instigador. Este mismo personaje, en la actualidad, está siendo postulado para diputado por un sector del régimen, pero confiamos en la voluntad del pueblo sucrense que le sabrá pasar factura. 

En Cumana, dónde se concentraba la mayoría de esas empresas,  el gobierno regional, con la anuencia del ejecutivo nacional, comenzó a expropiarlas y a ponerlas en manos del sector público, que era lo mismo que entregarlas a la milicia y colectivos. Como consecuencia, hoy   la otrora y floreciente industria está totalmente destruida y los niveles de pobreza, la delincuencia y la miseria crece vertiginosamente. 

En nuestro trabajo de investigación conversamos con los pescadores sucrenses, ex trabajadores y con el exgobernador del estado Sucre José Isidro Cordero (durante el gobierno del expresidente Luis Herrera Campins), quienes coinciden en señalar que esa entidad ha sido la más golpeada por el régimen actual. 

Ejemplo, acotó Cordero, la CAIP, enlatadora  de sardinas, tal vez la decana de esas empresas ubicada en Caigüire, fue desmantelada y saqueada y destruida, - como lo demuestra las gráficas de Luis Gerardo González Bruzual -, ante la mirada complaciente de las autoridades tanto militares como policiales que nada hicieron para evitarlo, las que no saquearon están improductivas unas y otras con mínima producción. Lo que ha generado un alto índice de desempleo en la zona, con ello una alta inmigración a otros países, hambre y desesperación de la población. 

No escapa a esa realidad las ubicadas en los municipios Bolívar, Marigüitar, y Bermúdez, Carúpano. 

De acuerdo con los datos que aportados por especialistas en la materia pesquera para el periodo 1996-1997, Venezuela presentaba un consumo proteico de pescado de 17 kg por persona, un indicador superior a lo que establecía la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) que calculaba un consumo promedio de 13 kg por persona. Hoy el consumo proteico del venezolano no llega a los 4 kg per cápita. 

Además la flota pesquera en el estado Sucre, que en su totalidad es privada, realizaba 11 campañas anuales de faenas en altamar. Actualmente, las embarcaciones de palangres atuneros, cañero atunero, barcos polivalentes y la pesca artesanal solo logran hacer menos de 4 campañas por año. 

La flota atunera 

En el estado Sucre, específicamente en Cumana, entre los gobiernos de Caldera, Carlos Andrés Pérez y Luis Herrera Campins y bajo la tutela del biólogo Carlos Giménez Bracamonte, director nacional de los Recursos Pesqueros y Acuícolas creó la flota atunera más importante y productiva de Latinoamérica y tercera del mundo. Sin embargo, eso también desapareció durante la llamada revolución bolivariana.  

Unas quebraron, otras fueron "vendidas" dicen a personeros del gobierno encubiertos y los que pudieron se acantonaron en Colombia y Panamá. Otra fuente de empleos directos e indirectos que perdimos, afirma Manuel Antón, quien manejaba un camión que transportaba la materia prima, atún del muelle de Cumaná a las procesadoras. 

La inseguridad jurídica, el acoso continuo y permanente de las autoridades más el vandalismo de un sector claramente identificado son los responsables directos del caos existente e n la industria pesquera nacional, agregó Antón. 

La Biomasa 

La mal llamada Cuarta República ejercía un control total sobre la biomasa sardinera, el gobierno de Chávez desechó  todos los controles y permitió la sobreexplotación de los recursos marinos con el fin de exportarlo a Brasil, China y otros países del mismo corte. De allí el daño ocasionado a esa Biomasa. 

Así ya se acentuaba la decadencia de la biomasa sardinera, profundizándose con las intenciones de Hugo Chávez Frías y Lula de Silva quienes implementaban la modalidad de Fresco Congelado para exportar a Brasil. 

Servicios Transversales 

Además de la serie de problemas ocasionados por los organismos estatales, se le suma la falta de combustible como la gasolina, el gasoil y el aceite que mantenían varadas en puerto a las embarcaciones por semanas y hasta meses. Toda la industria pesquera de Sucre se convirtió en un verdadero caos generalizado. 

Los precios de estos combustibles se dispararon exageradamente y fueron dolarizados, los pescadores para poder sacar a navegar sus embarcaciones tenían que invertir grandes recursos y con cuya pesca no podían cubrir. 

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Daño a la masa laboral

Solo en el estado Sucre quedaron sin empleo más de seis (6) mil trabajadores directos, más los indirectos estimados en treinta (30) mil lo cual degeneró en más delincuencia y pobreza. 

Los pescadores del estado Nueva Esparta, tampoco escapan de esta triste realidad, la empresa El Faro fue sometida a una expropiación temporal de sus embarcaciones por 90 días. Al no poder manejarlas, estas fueron devueltas a sus dueños, con todas las embarcaciones destruidas. Esta procesadora de sardinas que tenía en su nómina 640 trabajadores apenas llega hoy a 80 entre empleados y obreros. Descomunal daño hecho a la población margariteña. 

La situación de la pesca a nivel nacional cada día más engorrosa, no solamente desde el punto de vista del agotamiento de los caladeros, sino también de poder acezar a  los implementos de faenas, lo cuales son traídos de importación y con una recesión económica como la que tenemos hoy en día en el país, pues cada día es más y más imposible conseguirlos, amén de la subida vertiginosa en el precio del dólar paralelo. 

Si analizamos el caso de la sardina los Estados Sucre y Nueva Esparta, podemos ver como se deterioraron estos dos emporios en este rubro pesquero, el más importante de Venezuela, al este régimen desde los inicios del año 2000 descuidó y no se le brindó la protección adecuada, a la biomasa de este pez y en una serie de errores, tratando de beneficiar sectores aplicando el populismo, permitieron sin controles la captura del recurso y lo que se hizo fue de agotarlo, al extremo las empresas productoras de sardina enlatada venezolanas, tuvieron que cerrar muchas de sus líneas de producción, mientras en los puertos, veíamos gran cantidad de contenedores de 20 y 40 pies, cargados de sardina congelada para exportar a Brasil, ocasionando consecuencias nefastas para el pueblo Sucrense y Neo Espartano. 

La industria enlatadora en la región oriental en otra época (1995), generaba más de 6000 empleos directos, lo que representaba cerca de 30.000 personas, quienes se beneficiaban de esta industria, principalmente personas, quienes no habían podido tener la oportunidad de acezar a la educación y allí en este tipo de empresas encontraban la manera de ganarse un salario dignamente.  

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Principalmente el estado Sucre fue uno de los más afectados, puesto que empresa enlatadoras como CAIP, La Gaviota y hasta la misma empresa Alimentos Margarita ubicado en la población de Mariguitar, sufrieron la falta de materia prima, lo que hacía muy dura la situación laboral para poder conservar los puestos de trabajo y seguir laborando, sin que, se generará graves consecuencias económicas, tanto en la población como en las empresas 

En la actualidad en el Estado Sucre, la mano de obra de la industria sardinera en la ciudad de Cumaná, no supera un 20% de la cifra de empleos que la industria enlatadoras de la sardina ofrecía para mediados de los años noventa, hablando en función a su mano de obra, superior a los 6000 trabajadores directos, aparte de los beneficios en la economía en los negocios de la ciudad.  

La irresponsabilidad  del régimen al tomar una serie de decisiones y medidas para con la industria privada de las empresa enlatadora de sardinas, jugando a un populismo, algo  que para nadie es un secreto, terminó con una de las empresas más sólidas en la historia de Venezuela, como lo era la práctica de la sardina enlatada, la cual se inició en los años de 1938 en el país y la misma se inició con apenas unas 6000 mil toneladas métricas de sardina anual procesadas para enlatado, captura que fue creciendo con el pasar de los años, a unos 40.000 Tm en los años 50  hasta alcanzar en los años 90, su máximo  de extracción, el cual se situó en 180.000 toneladas métricas anuales de sardina, siendo este el rubro pesquero más importante de toda Venezuela. 

A partir del año 2002  comenzaron los graves problemas para las empresas enlatadoras, un sector que siempre estuvo en manos de capitales privados, fue visto la dictadura, al igual que otras empresas y rubros pesqueros, como elementos de urgente expropiación, de allí que empresas como La Gaviota fue sometida a una expropiación, pero más grave la CAIP fue saqueada, ante los ojos de  un gobierno que se hizo cómplice y en esta que llegó a generar 600 empleos, todo la infraestructura quedo arrasada. Con más suerte corrió la empresa El Faro de la de Nueva Esparta, la cual no pudieron expropiarla por estar al día en todas sus obligaciones, pero fue sometida a una persecución con ensañamiento, bajo el ofrecimiento por parte de dirigentes del PSUV, donde le decían  al Sindicato de la fábrica, que la empresa pasaría  a manos del personal, por cierto muy similar a lo que ocurrió con la empresa La Gaviota de Cumaná. Pero El Faro, corrió “con más suerte”, porque el régimen, al ver que la escasez de materia prima, es decir, que lo planteado por los empresarios era cierto, pudieron vivieron en carne propia, en ese corto período la escasez, e incluso las empresas expropiadas como La Gaviota, no tenían materia prima para laborar y corroboraron, que no era viable quedarse con la fábrica, por lo que la devolvieron a sus dueños en menos del tiempo estipulado. Los organismos actuando de manera ignorante y prepotente, obviaron los planteamientos esgrimidos por las empresas y “ el no querer laborar”  fue la razón, que esgrimió hasta el hartazgo el gobierno, por la cual sometieron  a la empresa El Faro de Nueva Esparta, a una expropiación temporal de sus embarcaciones por 90 días). Lo que en otra época fue la empresa de mayor empleos generados más de 600 obreros, hoy duras pena llega a unos  80 empleados y obreros y el daño fue irreversible. 

En ese periodo, es donde se acentúa mucho más y ocurre un fortísimo declive en la biomasa sardinera venezolana, el cual se incrementó más aún, con la práctica de la extracción del recurso para venderlo a Brasil, en la modalidad de fresco congelado, en la época de Lula y Chávez, puesto que Brasil, había decretado veda para sus caladeros de sardina, por agotamiento producto de la sobre pesca y buscaba nuevos caladeros, para no paralizar sus fábricas enlatadoras. El régimen, permitió que Brasil comprara sardina congelada, generándose una nueva manera de capturar el recurso, con poco control en tallas y que conllevo a una escasez, mayor y mientras Brasil tenía Sardinas venezolanas para enlatar, aquí en Venezuela nuestras plantas se paraban, por la práctica de vender la fresca congelada al país vecino y las plantas venezolanos, no podían pagar el precio que pagaban los brasileros. 

Nadie le puso el cascabel al gato y lo que fue para algunos un flamante negocio como lo fue de la venta de sardina congelada a Brasil, duró pocos años, puesto que, a pesar de las alertas y de las peticiones de protección de la biomasa, aplicando vedas y controlando las tallas de captura, se hizo caso omiso y se prefirió seguir con esta práctica que tan sólo le proporcionó al país lo que el pueblo señaló de manera muy racional: “Pan para hoy y hambre para mañana”.  

En el sector atunero la situación no pasa de ser diferente, las capturas y  lo que fuera en otra época la tercera la flota atunera del planeta, la flota venezolana, prácticamente quedó desmembrada y ahora, tan solo podemos ver en el puerto pesquero de la ciudad dee Cumaná, descargar a los barcos atuneros esporádicamente, deseando  en muchos, que volviesen los tiempos en que en el muelle pesquero de Cumaná, se podían tener más de 4 embarcaciones descargando atún, mientras  otras esperaban para poder atracar y descargar sus capturas. Los frigoríficos del puerto pesquero, al igual que de las plantas, se encontraban completamente abastecidos de materia prima, algo fundamental para no tener que parar las producciones, de las enlatadoras, las cuales en este tipo de industria debe mantenerse trabajando alrededor de los 280 a 300 días, elaborando sus principales rubros: sardinas, atún y pepitonas. 

Todos estos desatinos, terminaron generándole al pueblo, la pérdida de la proteína más barata que se vendía en el país como lo era la sardina enlatada, la cual hoy en día tiene un precio prácticamente inalcanzable y mucho menos con el salario que devengan los trabajadores venezolanos. 

Muchas personas se preguntarán: ¿Qué estarán haciendo hoy en día, los trabajadores estas industrias, a qué se estarán dedicando y  lo más importante, tendrán un empleo digno? 

Las malas y desacertadas políticas en el sector pesquero venezolano, ha generado un gravísimo daño a la principal industria del estado Sucre y el estado Nueva Esparta, lo que otro tiempo fue una industria floreciente, rentable y  en expansión, la cual  podía exportar a otras latitudes un producto de altísima calidad y abasteciendo las necesidades del país, dándole la proteína más económica que podíamos consumir los venezolanos, acabaron con este producto, creando una industria que hoy a duras penas sobrevive. Mientras tanto, muchos añoran el tiempo pasado en que Cumaná era una ciudad en donde las plantas enlatadoras, la flota y la industria de la pesca de atún eran su corazón y gran centro de empleo, en donde muchos tenían su sustento y pudieron formar a sus hijos.

Créditos de Fotos: Luis Gerardo González

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