“Bessrochka”, el movimiento de protesta que nació en Rusia
Si bien tiene pocos militantes, su uso de herramientas digitales, su organización y sus campañas educativas promueven un cambio en la conciencia civil nunca visto en Rusia
Con información de AP
Es una escena a la que muchos moscovitas se acostumbraron este verano, en que una nueva ola de manifestaciones antigubernamentales sacudió la capital rusa: Dos policías enmascarados y fuertemente armados arrastran a una adolescente mientras otros manifestantes tratan de liberarla.
Los dos agentes, no obstante, súbitamente se enderezan cuando ella empieza a patalear y gritar.
“¡Bien hecho! Eso estuvo mucho mejor”, le dice uno de ellos a la muchacha, dándole una palmada en el hombro. “Pero no los enfrentes, porque te van a lastimar”.
Se trató de una sesión de entrenamiento organizada por una agrupación de activistas en el Centro Sajarov, una instalación que lleva el nombre del disidente más famoso de la Unión Soviética, Andrei Sajarov.
Había unas 100 personas que deseaban someterse al entrenamiento, incluida una docena de integrantes de la agrupación de base Bessrochka, surgida el año pasado. Su nombre se puede traducir como “Protesta sin fin”.
Si bien tiene pocos militantes, su uso de herramientas digitales, su organización y sus campañas educativas promueven un cambio en la conciencia civil nunca visto en Rusia.
Ha habido manifestaciones semanales para protestar el veto a decenas de candidatos independientes en las elecciones del 8 de octubre para elegir el concejo municipal de Moscú. Los manifestantes han enfrentado una dura represión policial, con cientos de arrestos.
Los militantes de Bessrochka querían saber cómo manejarse durante las manifestaciones. Una de las lecciones que aprendieron fue qué hacer si son arrestados (“no te entregues muy dócilmente”), cómo comportarse en la camioneta policial (“no les des tu pasaporte”) y qué hacer en la comisaría (“aprende tus derechos y anótalos”).
Una de las participantes en la sesión de entrenamiento fue la militante más conocida de Bessrochka, Olga Misik, de 17 años.
Cobró renombre por una foto suya sentada con las piernas cruzadas frente a una columna de policías antimotines, leyendo una copia de la constitución, que circuló ampliamente en las redes sociales.
Misik y sus amigos se pasaron buena parte del verano presos, esperando en comisarías a ser liberados o planeando sus próximas acciones de desobediencia civil.
Bessrochka es un movimiento sin líderes, no violento, que nació hace un año, después de que un grupo de militantes se negase a abandonar la Plaza Pushkin en medio de protestas contra una reforma al sistema jubilatorio.
“Nuestros miembros tienen opiniones políticas muy distintas”, dijo Artyom Abramov, de 31 años y militante desde la primera hora. “Somos gente muy diferente con un problema común: Queremos que Vladimir Putin renuncie y ver caras nuevas en el gobierno”, declaró, aludiendo al presidente ruso.
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