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Cruel recepción aguarda a refugiados que huyen de Venezuela

En Colombia, los venezolanos que tratan de salir adelante vendiendo refrigerios en el transporte público son atacados por los vendedores locales

Con información de AFP

(Bloomberg) - Mr. Saik generó irritación cuando lanzó “La Chama”.

Este éxito panameño hace referencia a una mujer venezolana que “no le teme a nada… Solamente a la migra” y “era famosa en su país. Ahora se dedica a hacer otra cosa” -esa otra cosa es, probablemente, la prostitución-.

Cientos de miles de venezolanos que huyen de la crisis económica se apiñan en ciudades y campamentos improvisados en Colombia, Brasil, Ecuador y toda la región, la emigración en masa más grande en la historia latinoamericana moderna. La fricción resultante se refleja en países que van desde los Estados Unidos, donde la inmigración impregna el debate nacional, hasta Alemania, donde los refugiados de guerra han cambiado drásticamente la política, e Italia, donde un partido contrario a la inmigración obtuvo triunfos sorprendentes este domingo.

En Panamá, la simpatía con que se recibió a los primeros que llegaron de Venezuela, muchos profesionales adinerados, está dando paso al miedo y el resentimiento hacia los pobres y desesperados. Es evidente en los brotes de insultos nacionalistas, el acoso y hasta la violencia. La canción le valió a Mr. Saik amenazas de muerte de inmigrantes ofendidos.

“La situación es tan tensa que la gente reacciona”, dijo Christian Maldonado, que representa al cantante cuyo verdadero nombre es Fernando Cabrera. Fue productor de la canción, cuyo título hace referencia a los venezolanos en el lenguaje callejero. Se escucha en todos los taxis y bares de Ciudad de Panamá.

El derrumbe de Venezuela desde que en 2013 asumió la presidencia el líder autocrático Nicolás Maduro es el más profundo del continente americano en la historia reciente. La producción petrolera, base de la economía, se desplomó en tanto la empresa estatal se queda sin dinero… y Maduro encarcela a sus funcionarios y los reemplaza por militares. La hiperinflación ha quitado todo valor a la moneda y la desnutrición ya es endémica.

Casi 2 millones de venezolanos están viviendo fuera del país.

Sólo en Colombia hay alrededor de medio millón y llegan a un ritmo de unos 100.000 por mes. El presidente Juan Manuel Santos dijo que esta afluencia podría representar el problema más grave del país. Endureció las normas para la obtención de visas y desplegó efectivos para patrullar los cruces de frontera informales. Alejandro Ordoñez, candidato presidencial conservador, ha tratado de capitalizar la situación, diciendo que muchos venezolanos integran “estructuras delictivas” y exige al gobierno proteger los puestos de trabajo para los colombianos.

En Colombia, los venezolanos que tratan de salir adelante vendiendo refrigerios en el transporte público son atacados por los vendedores locales. Los medios peruanos mostraron el video de una pelea a los puñetazos en un autobús cuando un hombre comenzó a discutir a los gritos con pasajeros venezolanos, acusándolos de huir de su país “como ratas”. En Trinidad y Tobago, las autoridades han detenido a inmigrantes sospechosos de estar en el país ilegalmente; algunos fueron deportados, otros arrestados, dijo Living Water Community, un grupo de derechos humanos.

Los gobiernos de América Latina han respondido en general con generosidad, sancionando en algunos casos disposiciones que les facilitan estudiar o trabajar, dijo Tamara Taraciuk Broner, investigadora de Human Rights Watch en Argentina que se especializa en Venezuela. Han surgido problemas en los países donde el aluvión de inmigrantes generó competencia por los puestos de trabajo, dijo.

“Yo separaría la verdadera reacción del gobierno de la populista”, señaló.

Panamá, país de 4 millones de habitantes, ha atraído aproximadamente 80.000 inmigrantes, según cifras oficiales, pero el número real probablemente sea más alto.