Dolarización: Una medida cuestionada para salir de la crisis económica
Expertos advierten que el uso corriente del dólar no mejoraría varios indicadores macroeconómicos y que un cambio de moneda tardaría de tres a seis meses
Con información de El Nacional
Una de las propuestas que hay en la opinión pública ante el recrudecimiento de la crisis económica, el proceso hiperinflacionario y la constante devaluación del bolívar es la sustitución de la moneda nacional por el dólar.
Algunas proyecciones de las principales firmas y entes económicos tanto nacionales como internacionales son alarmantes para la población. Mientras que la encuestadora Datanalisis estima una inflación anual cercana a 12.000%, otras firmas como Aristimuño Herrera & Asociados la ubican al cierre de 2018 en 18.733%.
Los ciudadanos ante este escenario buscan la manera de proteger sus activos y su dinero. Muchos profesionales, por ejemplo, cobran algunos de sus servicios en dólares. Otros prefieren vender sus inmuebles en esta moneda para evitar tener bolívares que en cuestión de horas valen menos por el golpe de la inflación.
Ante la constante devaluación del bolívar ha surgido entre la opinión pública la dolarización como solución, tal como ocurrió en Panamá (1904), Ecuador (2000) o El Salvador (2001). Estos tres países adoptaron el dólar como su moneda de uso corriente y hoy gozan de inflaciones bajas. Sin embargo, expertos afirman que ese no es el único indicador que se debe tomar en cuenta para que la economía funcione de manera óptima.
La dolarización no es la mejor opción para Venezuela
Los economistas Luis Oliveros y Jesús Casique indicaron a El Nacional Web que el proceso de dolarización no es la mejor opción para Venezuela: consideran que el país perdería su soberanía monetaria y la capacidad de aplicar una política cambiaria en caso de que ocurra una crisis externa.
“La dolarización funciona en economías pequeñas que dependen de Estados Unidos. Si dolarizas, pierdes la política monetaria y cambiaria. Eso te ata mucho más a los vaivenes del mercado petrolero. Los países que se han dolarizado no son el mejor ejemplo en crecimiento económico”, explicó Oliveros.
Por su parte, Casique dijo que la dolarización, efectivamente, bajaría rápidamente la inflación en el país y estabilizaría los precios, pero se elimina la posibilidad de controlar la política fiscal. “Cualquier golpe o situación complicada con el dólar impacta a estas economías de forma inmediata y se pierde la competitividad. Hay que analizar los pros y los contras de este proceso, agregó.
¿Dolarización o caja de conversión como ocurrió en Argentina?
En los años 90, el entonces presidente de Argentina, Carlos Menem, tomó una medida considerada por muchos “radical” para acabar con la hiperinflación que azotaba a su país. Se creó en 1991 una Ley de Convertibilidad del Austral (antigua moneda de Argentina) en la que se fijaba una paridad cambiaria de un dólar por 10.000 australes.
En 1992 salió de circulación el Austral y llegó el peso a una tasa de conversión de 1 peso por cada 10.000 australes. Es decir, un peso argentino era equivalente a un dólar estadounidense, fenómeno que se conoció como “la convertibilidad”.
La medida fue efectiva para bajar la inflación, que pasó de 84% en 1991 a 3,9% en 1994. Sin embargo, generó problemas de competitividad en muchas empresas que debieron cerrar sus puertas. La situación se complicó a tal punto que en 2001 la medida fue anulada.
Sobre la posibilidad de aplicar esta solución a Venezuela, Oliveros y Casique tienen opiniones encontradas. Ambos indicaron que no sería factible porque también traería limitaciones a la economía y, aunque lograra bajar la inflación, podría generar una crisis económica mucho más grave.
“Venezuela es el peor candidato de la región para ir a una caja de conversión”, indicó Oliveros. Casique, por su parte, aseguró que sería más de lo mismo. “Cualquier choque externo nos afectaría significativamente”, explicó.
No existe dolarización de la economía en la actualidad
Algunos ciudadanos afirman que el país vive una especie de “dolarización de facto” debido a que algunos productos (zapatos, ropa o servicios médicos) se venden en dólares. Ante esta realidad, ambos economistas aseguraron que el hecho de que algunos bienes en el país se vendan en dólares, no quiere decir que toda la economía esté dolarizada pues, argumentan, no todos los productos y servicios se venden en dólares.
“Toda la economía no está dolarizada, hay precios que se cotizan a nivel de dólares. Los servicios no están dolarizados. Usted va al Metro y eso no está dolarizado, así como tampoco la luz o el agua”, expuso Casique.
Oliveros dijo que en Venezuela no se necesita la misma cantidad de dólares para vivir que en otras partes del mundo, razón por la cual el país no está dolarizado en estos momentos. “Si comparamos en dólares los precios de un restaurante en otras partes del mundo con los de Venezuela, nos vamos a dar cuenta rápidamente que no estamos en una dolarización”.
Reformas legales
“Si se lee la Constitución de 1999, dice en el artículo 318 que la moneda legal es el bolívar. Se tendría que dar alguna interpretación a ese artículo para que el dólar sea la unidad monetaria en Venezuela”, indicó Andrés Guevara, abogado e investigador del Centro de Divulgación del Conocimiento Económico para la Libertad (Cedice).
El abogado sostiene que un proceso de dolarización implica varios cambios en la legislación actual. Se tendrían que eliminar los actuales convenios cambiarios del Banco Central de Venezuela para crearse uno nuevo en el que exponga un tipo de cambio competitivo que permita recoger todos los bolívares y la eliminación o modificación de varios artículos de la Ley de Ilícitos cambiarios.
Sobre el tiempo que llevaría adecuar toda la legislación venezolana y que el dólar llegue a todos los rincones del país, Guevara señaló que el proceso sería aproximadamente de tres a seis meses. “Hay un proceso de adaptación. Las cuentas bancarias tienen que pasarse a dólares, los procesos de facturación y las tarjetas de crédito”, indicó.
En el caso de Ecuador, este proceso se llamó canje, y sucedió durante los primeros meses de la dolarización. El gobierno del entonces presidente de ese país, Yamil Mahuad, ubicó un tipo de cambio de 25.000 sucres (antigua moneda ecuatoriana) por dólar y en los bancos y casas de cambio los ecuatorianos hacían el cambio a dólares.
En el ámbito internacional, Guevara indicó que habrá algunas notificaciones que se deben hacer a la Reserva Federal de Estados Unidos y las responsabilidades que tendría el Estado Venezolano en cuanto a temas como la legitimación de capitales por los dólares que comenzarían a ingresar a la economía.
El abogado dijo que, aunque el dólar equilibra algunos precios con el mercado internacional, muchos productos podrían ser más o menos costosos dependiendo de la dinámica interna de la economía. “No es lo mismo importar una manzana de Estados Unidos que de otro país, hay barreras arancelarias. Los indicadores van a cambiar”.
Oliveros señaló que en el aspecto legal se debe tomar en cuenta que los ingresos de los venezolanos pasarían a ser en dólares, pero los egresos también. “El Metro pasaría a costar 1 o 2 dólares como en cualquier parte del mundo, por ejemplo”, dijo.
Los expertos afirmaron que cualquier método que se aplique en la economía tiene que venir acompañado de una buena política fiscal y económica. De no ocurrir, el país seguiría con los mismos problemas estructurales, pero con una nueva moneda que podría ser el dólar o cualquier otra creada por el Estado.