Consulado de Venezuela en Miami enfrenta medida de desalojo por deuda
El propietario del edificio, ubicado en el vecindario Brickell, dijo que el gobierno venezolano debe 142.119 dólares en rentas
Con información de AP
El gobierno de Venezuela enfrenta el desalojo de un edificio en Miami que alguna vez fue de su propiedad debido a que su consulado no paga el alquiler desde agosto.
La notificación en la que se exige que la sede diplomática desaloje el edificio en el elegante vecindario Brickell fue presentada el 15 de febrero en un tribunal del condado Miami-Dade. El propietario, un desarrollador que está construyendo el que será el rascacielos más alto de Miami, la Torre Panorama, dijo que Caracas debe 142.119 dólares en rentas.
El potencial desalojo representa un fuerte revés para el gobierno de Venezuela, que era el propietario del edificio hasta 2005, cuando lo vendió en 70 millones de dólares.
“El hecho de que Venezuela no pueda pagar una cantidad tan pequeña de dinero en efectivo es revelador de los apuros en los que están metidos”, comentó Russ Dallen, un inversionista de Miami especializado en bonos venezolanos que detectó el aviso de desalojo el jueves.
El consulado del gobierno ocupaba un solo piso en el edificio hasta que el difunto presidente Hugo Chávez lo cerró en 2012 en medio de una disputa diplomática con Estados Unidos. La medida no le dejó otra opción a la amplia comunidad de exiliados venezolanos en el sur de Florida que viajar a Nueva Orleáns para votar en los reñidos comicios presidenciales de ese año.
Aunque ha seguido cerrado el gobierno continuó pagando la renta mensual de casi 21.000 dólares hasta agosto.
El ajuste de cuentas en los bienes raíces para el gobierno de Venezuela no se limita a Miami.
A fines del año pasado, se le ordenó a las embajadas venezolanas de todo el mundo que se apretaran el cinturón y renegociaran los alquileres, según un memorándum de la cancillería que fue filtrado y que The Associated Press obtuvo. Los diplomáticos en varios países se quejan en privado de que no les pagan desde hace meses.
En un incidente muy publicitado el año pasado, un propietario estacionó una pala mecánica frente a la embajada de Venezuela en Australia para impedir que los diplomáticos ingresaran al edificio hasta que le pagaran. Entonces un esquiador venezolano de campo traviesa se molestó y golpeó en el rostro al adulto mayor, diciéndole que lo hacía en defensa de la soberanía de su país.
Pero la agitación en el consulado de Miami, donde radica la mayor cantidad de emigrantes venezolanos en Estados Unidos, llega en un momento especialmente inoportuno, en que se acerca otra importante elección presidencial.
El 14 de febrero, la fecha en que vencía el plazo establecido por el dueño TWJ 1100 para la devolución de la propiedad, el presidente Nicolás Maduro hizo el sorpresivo anuncio de que la misión diplomática sería reabierta para facilitar las votaciones en la contienda del 22 de abril.
Los activistas de oposición lo interpretaron como una medida desesperada para desviar la atención de su decisión de convocar a una elección rápida, a pesar de la condena internacional de que el voto sería manipulado. La mayoría de los venezolanos en el sur de Florida llegaron allí para huir de la crisis económica de Venezuela y oponerse a Maduro.