El actual éxodo de Venezuela comenzó a mediados de 2015 y se ha incrementado constantemente ante la hiperinflación
Con información de AP
BOGOTÁ (AP) — Las autoridades colombianas llevaron el martes a migrantes venezolanos sin hogar a un campo de fútbol lleno de carpas amarillas con catres, mientras aumenta el número de personas que huyen de la crisis económica y humanitaria en Venezuela.
El primer campamento para migrantes venezolanos en la capital colombiana provocó la protesta de residentes ante los temores de que sus nuevos vecinos lleguen a delinquir y con enfermedades, el indicio más reciente de las tensiones crecientes en la región por el efecto colateral de la crisis venezolana.
“¡Quieren arruinar una comunidad de bien!”, gritó un hombre desde su balcón con vista al campamento de carpas y después, en inglés, gritó: “¡Bienvenido a la jungla!”.
Las autoridades colombianas habían vacilado ante la idea de montar campamentos para refugiados, incluso cuando se han creado sitios similares en la frontera de Ecuador con Perú y Brasil. El refugio temporal es similar a uno que instaló Francia para inmigrantes sirios.
Las autoridades temen que los campamentos puedan convertirse en albergues fijos y obstaculicen la integración de los venezolanos a la sociedad. Con alrededor de 1 millón de venezolanos ahora viviendo en Colombia, los funcionarios dijeron que no tenían más opción que ofrecer carpas a los migrantes sin hogar.
“Ya no hay nada por hacer”, dijo Cristina Vélez, secretaria de Integración Social de Bogotá.
Los migrantes que fueron llevados al campamento estaban viviendo en un parque afuera de una estación de camiones en condiciones consideradas como un posible riesgo para la salud pública. Familias con niños pequeños vivían hacinados a lo largo de ferrovías y cocinaban en fogatas. Muchos llegaron a Bogotá tras días de caminata y no tienen suficiente dinero para alquilar un cuarto.
Vélez dijo que las autoridades colombianas hablaron con sus homólogos en París a través de Skype para saber cómo crear un campamento temporal, basándose en un modelo que mantendría a las familias unidas, y separaría a los hombres y mujeres solteros en carpas diferentes. Los migrantes tendrían permiso para quedarse en el campamento hasta tres meses y se les informaría sobre cómo acceder a la educación y atención médica.
La capacidad inicial del campamento será para 500 personas, aunque Vélez dijo que las autoridades evaluarán si se necesita algo más fijo.
“Vamos paso a paso porque todo ha cambiado muy rápidamente”, dijo.
El actual éxodo de Venezuela comenzó a mediados de 2015 y se ha incrementado constantemente ante la hiperinflación, escasez de alimentos y medicamentos, y el alto crimen al que se enfrentan los venezolanos. Según naciones Unidas, un total de 2,3 millones han huido en los últimos tres años.
Colombia ha recibido más migrantes que cualquier otro país en un momento en que ya aborda una serie de problemas internos, incluido el aumento de producción de cocaína y el frágil proceso de paz con los rebeldes izquierdistas.
Cuando las autoridades transportaban a los venezolanos al nuevo campo en Bogotá, una docena de residentes molestos se pararon frente a la cerca en un intento por bloquear su llegada. Los residentes en un gran condominio nuevo se sentaron en sus balcones que ahora tienen vista al campo de carpas amarillas y catres, y tomaban fotos. Varios expresaron su enojo de que las autoridades no les avisaran antes, mientras otros se preocupaban de que los venezolanos les quitaran sus empleos.
“Voy a quedarme sin nada”, dijo Esperanza Contreras, de 60 años, quien vende maíz asado y dijo que temía que los venezolanos dispuestos a trabajar por menos se roben a sus clientes.