La imposición de las cenizas en la frente, prepara a los fieles para el misterio pascual ayunando y orando por la conversión espiritual. Este miércoles inicia la cuaresma que concluye el jueves santo

Niurka Franco

Acuerdate que polvo eres y en polvo te convertirás pareciera ser la frase que precede al acto de imposición de las cenizas en la frente del creyente que cada miércoles después del martes de carnaval, participa en la liturgia católica que prepara a los fieles para vivir el Misterio Pascual, es decir la pasión, muerte y resurrección de Jesús.

Como cada año, a primera hora de este miércoles la feligresía de la iglesia María Auxiliadora de Lechería colmó el recinto religioso para dar inicio a la cuaresma que inició a partir de este día y concluye el próximo jueves santo.

El Sacerdote Domingo Marcano, dijo al respecto, que a los venezolanos corresponde en estos tiempos de crisis ayunar y orar, pero además ser caritativos con el prójimo para lograr una verdadera conversión espiritual.

“El evangelio nos pide reconocer que somos pecadores y debemos pedir perdón por nuestros propios pecados y los colectivos, hay que reflexionar respecto a lo que debemos hacer para cambiar de actitud”.

Instó a quienes deseen ayudar al necesitado a empezar por actos sencillos, como por ejemplo preparar un alimento adicional para alguien desconocido que lo requiera en la calle o poder comprar algo no perecedero para cederlo sin mezquindad.

“Los momentos que estamos viviendo son la oportunidad para hacer el bien, Dios nos invita a acercarnos mediante la oración y el ayuno”.

La sugestiva ceremonia de la ceniza eleva nuestras mentes a la realidad eterna que no pasa jamás, a Dios; principio y fin, alfa y omega de nuestra existencia. La conversión no es, en efecto, sino un volver a Dios, valorando las realidades terrenales bajo la luz indefectible de su verdad.

Sinónimo de "conversión" es así mismo la palabra "penitencia"... Penitencia como cambio de mentalidad. Penitencia como expresión de libre y positivo esfuerzo en el seguimiento de Cristo.

El ayuno, es una forma de penitencia, pero sólo cuando prescindimos de aquello que nos hace falta, que necesitamos y que implica un sacrificio.

El sacerdote Marcano ejemplificó diciendo que dejar la ingesta de carne por cuarenta días cuando nuestra dieta tiene un alto contenido proteico es un sacrificio, pero si somos vegetarianos, entonces deja de tener significado ante Dios.