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Venezolanos tiemblan cuando se habla de aumento salarial

Los frecuentes ajustes al salario mínimo decretados por el Ejecutivo Nacional, se han convertido en una especie de círculo vicioso alrededor de la inflación, de ahí que muchos preferirían que no se produjeran

Niurka Franco

Nancy González asegura que cada vez que se produce un aumento al salario mínimo, tiembla de solo pensar en el costo de los productos alimenticios y los servicios, por nombrar solo algunos de los compromisos que debe asumir a diario.

“En mi caso particular, preferiría que el salario se mantenga porque cada vez que es anunciado un aumento, antes de que sea cancelado, todos los productos, bienes y servicios se disparan y no precisamente en el mismo porcentaje que el supuesto aumento”.

González, quien funge como administradora en una conocida franquicia, asevera que frente al índice inflacionario actual, no hay aumento que valga, a menos que sea para colocar el salario mínimo por encima de 500 mil bolívares.

“Si la inflación de 2016 fue de más de 500%, cómo podremos los venezolanos vivir con un salario mínimo de 40 mil 638 y un bono de alimentación de 108 mil bolívares, es obvio que con esa cantidad ni la mitad de la cesta básica puede ser cubierta”.

Un testimonio similar expuso Josefina Barreto, propietaria de un local comercial en Barcelona, quien comenta que deberá cerrar o despedir al único empleado con el que cuenta, al no poder asumir el costo de su permanencia.

“Es imposible tras la caída de las ventas el pago de servicios, cada vez más costosos y ahora el aumento de sueldos más el bono de alimentación, poder continuar a puertas abiertas”, dijo al tiempo que acota que de por sí ya la situación antes del aumento era difícil.

Al respecto, el vicepresidente de la Cámara de Comerciantes e Industriales de Barcelona, Bachar Kobrosly, reiteró que este nuevo aumento constituye un golpe mortal para los pequeños comerciantes que ya vienen trabajando a pérdida y ahora son obligados a cambiar de ramo o a cerrar.