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Las bandas de pop más preocupadas de su imagen que de su música

El merchandising parece importar más que la música, al menos a efectos de ventas, porque conocemos a las grandes bandas de pop por sus canciones, pero mucho más por sus camisetas, sudaderas, bolsas mochilas y todos los productos promocionales que ponen a la venta.

Los chicos de One Direction, la banda de adolescentes británicos, tuvieron un gran susto en Abril del año 2012 cuando sus abogados les notificaron que habían sido denunciados. En este caso es mucho suponer que fueran los propios componentes de la banda los que se hacían cargo de lo que ocurría en ella, pero fuera quien fuera el encargado de los asuntos del grupo, el susto se produjo.

Les denunciaba una banda norteamericana de igual nombre que les pedía un millón de dólares y un alto porcentaje de la venta de sus discos y su merchandising. La banda norteamericana había registrado el nombre un tiempo antes que los británicos y el tema se tuvo que resolver a espuertas de los tribunales de justicia.

A aquellas alturas, los adolescentes ya habían vendido un gran grueso de bolsas mochila personalizadas con sus rostros impúberes en ellas y no dejaban de recibir demandas de sudaderas personalizadas baratas que las las fans vestían como quien exhibe un trofeo de guerra.

El pop y el rock and roll venden, y mucho

La música estaba dejando de dejar dividendos en las arcas de las grandes bandas y aunque en este caso no se tratara de un grupo de autores, para que todos pudieran recibir una buena parte del pastel había de vender muchas bolsas personalizadas baratas así como otros productos promocionales.

Lo mismo pasaba desde hacía tiempo con las grandes bandas de rock. La implantación de Internet había dado un giro de 180 grados a la forma de conseguir dinero de los músicos. O debían hacer muchas actuaciones en directo o vender merchandising, porque la piratería también se había instaurado con la red y la venta de música, aún siendo su forma natural de ganarse la vida, ya no lo podía ser.

La industria de la moda también veía que todo lo que rodeaba el rock and roll y su pretendida forma de vida, tenía un fuerte contenido estético y vendía mucho. Desde las lentejuelas a los pantalones rotos, la gente empezaba a consumir la imagen que otrora se adjudicaba a los indolentes y esta imagen se subía a los photocalls. Las marcas de los grupos de rock se sumieron a engrosar esta nueva oferta de moda y la industria textil se hacía con los símbolos de las grandes bandas de rock.

La industria de la moda puede revitalizar un grupo poco conocido si tiene un buen logo que estampar

No importaba que los consumidores de moda no conocieran la música del grupo del que compraban una camiseta, ya que lo que llegaba al público era la imaginería de los logos. Este fue el caso del grupo neoyorkino de punk The Ramones. Se vendieron cientos de  miles de camisetas de la banda y a día de hoy aún se están vendiendo, aunque su música no corrió la misma suerte.

El merchandising de algunas bandas ya está en las tiendas. El imperio del textil las trata de comprar cuando no valen casi nada, ya sea por la desidia de los músicos o la mala gestión de ellas. La industria de la moda puede revitalizar un grupo poco conocido si tiene un buen logo que estampar.

Lo han tratado de hacer con la famosa lengua de los Rolling Stones y otros elementos de la iconografía pop, pero saben que hay bandas como la de sus satánicas majestades que lo tienen todo atado y bien atado y pueden verse en aprietos por clonar camisetas con su imagen.

El mismísimo Steve Jobs estuvo en tribunales durante muchos años con los poseedores de la editorial musical de los Beatles en los que se dirimía si la marca Apple le correspondía al informático o a poseedores de la editorial de los chicos de Liverpool. Ganó Jobs, pero la batalla fue dura.

Esto pone sobre la mesa la necesidad de atrincherarse en este mundo donde lo que vale es lo mercantil, de modo que el mas humilde de los grupos, lo primero que tiene que hacer es registrar su marca si no quiere verse en aprietos tras una explosión de éxito. Y en todo esto, la música no acaba de encontrar el lugar que se merece.