Agricultura urbana en Venezuela ¿acierto o fracaso del gobierno revolucionario?
El socialismo gobernante en Venezuela lleva años instando a los habitantes de las ciudades a adoptar programas de agricultura urbana en sus esfuerzos por conseguir la soberanía alimentaria
Con información de Bloomberg
El portal especializado en temas de economía y finanzas norteamericano Bloomberg, realizó un reportaje sobre el estado de los programas de agricultura urbana impulsados por el gobierno de Venezuela, como panacea a los problemas de abastecimiento y soberanía alimentaria del país.
Reportaje completo:
Hace mucho que Francisco Salazar ha tomado al pie de la letra las arengas de Hugo Chávez contra el capitalismo. Dado que el gobernante socialista instaba a la población a autoabastecerse, Salazar cultiva desde ajo hasta pimientos en su modesta vivienda del sur de Caracas.
“Una revolución no se hace limitándose a sentarse en una oficina”, dijo Salazar una reciente mañana mientras en compañía de sus vecinos desmalezaba canteros de cebollas y lechuga en el techo de su complejo público de viviendas.
Los jardines cultivados en barrios pobres y en ministerios no son una rareza en Venezuela, donde el socialismo gobernante lleva años instando a los habitantes de las ciudades a adoptar programas de agricultura urbana en sus esfuerzos por conseguir la soberanía alimentaria. En la actualidad, sin embargo, el llamamiento a la autosuficiencia ha adquirido nueva importancia.
Las tiendas del país están vacías luego de casi dos décadas de controles de tipo soviético que han afectado la producción local y han dejado pocos fondos para la importación. En respuesta, el presidente Nicolás Maduro insiste en el sueño de su predecesor de jardines cultivados en las ciudades, para lo cual hasta creó en enero el Ministerio de Agricultura Urbana.
En el marco de los esfuerzos gubernamentales por llevar alimentos a la mesa de los venezolanos, el Ministerio ofrece a los habitantes de las ciudades capacitación y financiamiento para producir sus propios alimentos. Desde entonces han brotado jardines como el de Salazar en los centros urbanos, pero quienes se oponen al presente critican los esfuerzos y dicen que harán muy poco por solucionar los problemas de Venezuela.
“Cultivar alimentos en los balcones de Caracas no va a resolver el creciente problema del hambre en Venezuela”, dijo la legisladora opositora María Martínez, que integra la Comisión de Agriculturade la Asamblea Nacional. A pesar de que hay extensos sectores de superficie cultivable disponible, FEDEAGRO, la asociación que nuclea a los productores agrarios del país, estima que Venezuela produce sólo alrededor de un 30 por ciento de los alimentos que consume.
Maduro ha tratado de dar el ejemplo –se jacta de que él y la primera dama producen desde calabazas hasta pollos- y minimiza las críticas con el argumento de que sus oponentes simplemente se niegan a ensuciarse las manos. “Lo único que siembran es discordia, odio, división, mezquindad y egoísmo”, dijo.
Los críticos se apresuran a destacar que más de una década de expropiaciones que dejaron los campos abandonados mientras un torrente de importaciones baratas inundó Venezuela durante la bonanza petrolera hizo que se desalentara por completo la producción agrícola. Según el Ministerio de Agricultura y Tierras, tan sólo entre 2010 y 2015 se nacionalizaron casi 1,2 millones de hectáreas (3 millones de acres).
Lo que complica aún más las esperanzas de Maduro de vestir de verde las ciudades de Venezuela es que los férreos controles cambiario y de precios del país han hecho que muchos insumos vitales –como fertilizantes, plaguicidas y repuestos- resulten demasiado caros o sean directamente inaccesibles.