Este jueves centenares de personas deambularon por Barcelona y Lechería en busca de alimentos. Quienes contaron con suerte después de más de 4 horas de espera, solo lograron comprar dos kilos de harina pre cocida
Niurka Franco
Tras permanecer más de 4 horas en una fila para comprar alimentos, María Elena Rojas tuvo que retirarse a su casa con las manos vacías y la cabeza repleta de angustia. “No sé cuánto tiempo podremos soportar esto, aquí tiene que pasar algo que ponga fin a esta tragedia”, afirmó la atribulada mujer.
Este jueves centenares de personas recorrían con desesperación los establecimientos de Barcelona, Lechería y Puerto La Cruz, en busca de alimentos. El transporte público estuvo colapsado, mientras automercados y comercios de asiáticos ofrecían muy pocos productos.
Del Central Madeirense de Barcelona muchas personas decidieron salirse de la cola y a toda carrera se marcharon al Centro Comercial Puente Real, para hacer lo propio, pero esta vez por r harina de maíz pre cocida y margarina.
“Estuve desde las 3 de la mañana haciendo cola en el Central para terminar comprando una bolsa de Ace, sostuvo una mujer que prefirió no identificarse, quien comenta que desde hace dos semanas lo único que ha podido dar de comer a sus hijos es auyama, en ocasiones con queso porque su salario de 11 mil bolívares no le alcanza para comer, pagar pasaje y los servicios.” A duras penas medio comemos, confesó”.
Cola kilométrica y pocos productos
Enmaira López no tupo reparos al señalar que las colas y los despelotes que se están armando en todos los estados del país por falta de alimentos, son la prueba de que los Clap no funcionan. “Eso es otro pote de humo para entretenernos, porque si eso realmente sirviera para algo, nadie estaría en cola de día y de noche, además las poquitas bolsas que reparten, son costosísimas, ya van por 3 y 5 mil bolívares , pero lo único que traen es un empaque de 800 gramos de leche, un paquete de arroz, uno de pasta, un aceite, un kilo de azúcar y un pollo, encima le dicen a la gente cuanto les debe durar y establecen 21 días, eso es el colmo”, aseveró.
Mientras hacía su narración a modo de desahogo desde la cola que bordeaba el Centro Comercial Puente Real de Barcelona, un hombre cristiano ofrecía capítulos y versículos bíblicos, reflejando que todo cuanto ocurre debe llamar a reflexión para que la gente se acerque más a Dios.
La voz del predicador itinerante quedó en segundo plano, cuando desde la parte interna del Centro Comercial se escuchó un grito que alertaba ¡Se acabó la mantequilla! Entonces muchos de los que estaban en el lugar rompieron filas para continuar el periplo , rumbo a otros establecimientos y a prisa, porque ya eran las 2 de la tarde y el hambre hacía estragos.