Trabajadores que devengan salario mínimo confiesan que con lo que ganan quincenalmente apenas pueden comprar comida para una semana y pagar transporte, por lo que están condenados a vivir con déficit y hambre

Niurka Franco

La crisis que golpea a los venezolanos se agudiza cada día obligando a quienes devengan salario mínimo a realizar una o ninguna comida por día debido a que los alimentos además de escasos, cuestan un ojo de la cara.

Esta situación tiende a tornarse más crítica luego que amparado en el decreto de emergencia el gobierno dio luz verde so al surgimiento de los llamados comités locales de abastecimiento y producción (Clap), instrumentos que según los propios oficialistas, entre ellos la gobernadora de Cojedes, Erika Farías, están abocados única y exclusivamente a los afectos al gobierno, sólo a ellos se les garantizará el acceso a algunos alimentos.

“Yo gano salario mínimo y cobro los días 10 y 25 porque trabajo para el gobierno regional,  tengo que reconocer que el mismo día que recibo la quincena se me va”, comenta una joven profesional, que por razones obvias prefirió no identificarse, tras acotar que su remuneración por 15 días de trabajo se le fue con la compra de  4 paquetes de arroz a 430 y 450 bolívares cada uno, una lata de atún mediana (2 mil 981 con 72, 72), un tomate y  una cebolla.

Añade nuestra cooperante que el bono de alimentación (18 mil 585), no alcanza para mucho. “Al recibirlo lo cambio en un establecimiento cerca del mercado de Puerto La Cruz, donde me cobran 12% por cambiarme a efectivo, con lo restante compro un kilo de carne, un pollo y guardo lo estrictamente necesariopara pagar transporte y seguir pelando”.

Consultada en torno a la bolsa de alimentos que asignan los Clap, manifiesta que aun cuando trabaja en un organismo público no la recibe, al parecer porque los miembros del consejo comunal de su barriada la tildan de “escuálida”. “Hasta ahora no me han vendido la primera bolsa de comida, pese a que nos censaron, sin embargo, otros vecinos sí la han aprovechado, solo nos dicen que esperemos la siguiente entrega, pero sabemos que ahí hay gato encerrado”.