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Estreno navideño: una frase que quedó para el recuerdo

Estreno navideño: una frase que quedó para el recuerdo

La crisis venezolana se acentúa cada día y la población ha tenido que renunciar a todo gasto que vaya más allá de la compra de alimentos o de las escasas medicinas

Niurka Franco

El venezolano ha tenido que adecuarse a una multiplicidad de restricciones impuestas por la crisis, entre ellas, la compra de ropa, lo cual pasó a ser un verdadero lujo, al punto que en una sola prenda se pueden gastar hasta tres salarios mínimos, como es el caso de un jeans o un sencillo vestido para dama.

La temporada decembrina se caracteriza por ser la época del año en la que la población puede tener acceso a productos, bienes y servicios que en otras fechas es imposible tener gracias a la liquidez por el pago de bonificación de fin de año, aguinaldos o utilidades, sin embargo, en la actualidad, resulta prácticamente imposible continuar la tradición de estrenar en navidad y año nuevo porque según explican algunos encuestados escogidos al azar, el dinero apenas si alcanza para medio comer.

Liliana Padilla, una joven madre de tres niños, afirma que logró adquirir algunas prendas usadas pero en buenas condiciones, porque el presupuesto no alcanza para comprar ropa nueva, no obstante, comenta que con mucho esfuerzo el niño Jesús hará presencia en su casa aunque con modestos regalos. “Preferí que tuvieran la alegría de un regalo por parte de niño Jesús que mantendrá viva su ilusión de niños que comprar ropa nueva, porque además está carísima”.

Un breve recorrido por algunos centros comerciales de Barcelona y Lechería, permitió cotejar precios y constatar que algunas prendas de vestir y calzado, exhiben precios hasta 2 mil por ciento más altos que la misma temporada del año pasado, tal es el caso del calzado femenino, el cual asombra al ubicarse hasta en 96 mil bolívares.

Mirna López comenta que no espera comprar ni un par de medias en esta temporada, no sólo por la escasa disponibilidad de recursos que tiene, sino porque está convencida de que la calidad de la ropa no se corresponde con el precio.

“Una camisita de chifón está costando, dependiendo del modelo y de la marca, entre 35 y 70 mil bolívares, lo cual ni en sueños puedo pagar, porque implica tener que disponer alrededor de tres salarios mínimos para comprarla y dejar de comer tres meses para ello”.

Según Mariana Méndez encargada de un local comercial en Plaza Mayor, un porcentaje muy bajo de visitantes se decide a comprar, mientras la mayoría solo preguntan precios y se retiran.

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