América Latina debe seguir ajuste económico ante caída de materias primas y problemas internos
Las advertencias fueron publicadas el viernes en el informe "América Latina y el Caribe en 2016: Ajustándose a una realidad más dura"
Con información de Reuters
Las economías de Latinoamérica tendrán que seguir ajustándose ante el derrumbe de los precios de las materias primas, en un entorno cada vez más complicado principalmente para los países sudamericanos con desequilibrios internos, dijo el responsable del Fondo Monetario Internacional (FMI) para la región.
Las advertencias fueron publicadas el viernes en el informe "América Latina y el Caribe en 2016: Ajustándose a una realidad más dura" de Alejandro Werner, director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, que destacó la alta volatilidad financiera por los temores sobre la economía china.
"El año 2016 será un momento para que las autoridades de la región actúen con cautela", dijo el reporte. "Es necesario permitir que el ajuste continúe y preservar los márgenes de maniobra de política económica", agregó, citando las diferencias en una región que se pasea entre la relativa estabilidad en México y la crisis en Brasil.
Esta semana, como parte de una revisión de sus perspectivas globales, el FMI recortó las proyecciones para América Latina y el Caribe, anticipando una recesión leve de 0,3 por ciento este año y una expansión de 1,6 por ciento en 2017.
El informe del viernes ofreció más detalles sobre este panorama para la región latinoamericana.
Al enfatizar las dificultades que se avecinan, el FMI dijo que "se prevé ahora que en 2016 el crecimiento sea negativo por segundo año consecutivo, la primera vez que algo así ocurre desde la crisis de la deuda de 1982–83, que desencadenó la 'década perdida' para la región".
Sobre México, previó que seguiría recuperándose a un ritmo moderado gracias a la vigorosa demanda interna privada y la fortaleza de Estados Unidos, su vecino y principal socio comercial.
Por su parte, Chile, Colombia y Perú continúan un proceso de ajuste relativamente ordenado, con bases para el crecimiento firmes, destacó.
Venezuela y Brasil, con panorama oscuro
Pero en Brasil, el FMI dijo que "una combinación de fragilidades macroeconómicas resultantes del lento ajuste interno, el escándalo de amplias proporciones que involucra a funcionarios del Gobierno y empresarios, y problemas políticos, ha paralizado la inversión y domina las perspectivas".
En Venezuela, duramente golpeada por el desplome de sus vitales ingresos petroleros, el reporte dijo que "los precios siguen trepando fuera de control, y prevemos que la inflación aumente a 720 por ciento este año, después de alcanzar una tasa récord mundial en torno a 275 por ciento en 2015".
En cambio, mejoró su visión de Argentina, al decir que "el nuevo Gobierno (del presidente Mauricio Macri) ha iniciado una importante transición para corregir desequilibrios".
Un factor que se agrega a las preocupaciones es que las autoridades enfrentan un dilema de políticas cada vez más agudo, entre las medidas para alentar la expansión y las iniciativas para evitar un repunte de la inflación, un problema que en realidad tienen todos los gobiernos, incluso más allá de la región.
El informe del FMI citó como temas a destacar el desplome de las monedas latinoamericanas, que genera inflación, y la desaceleración económica. "Las fuertes depreciaciones han creado tensiones incluso para los bancos centrales de la región que tienen un régimen de metas de inflación bien establecido", dijo.
"En vista de los déficits en cuenta corriente existentes en toda la región, probablemente será necesario continuar con el ajuste del sector externo, lo que pondrá mayor presión sobre los tipos de cambio y dificultará la tarea de los bancos centrales, particularmente ante la falta de presiones de demanda agregada".
Aparte, entre los factores que podrían empeorar las cosas, Werner mencionó las dudas por las futuras alzas de las tasas de interés de Estados Unidos, los temores a una desaceleración mayor en China, el riesgo a una profundización del deterioro en Brasil y el "apalancamiento" de las empresas de la región.