“Me levanto todos los días rogando a Dios por un cambio para Venezuela”
La frase corresponde a un anzoatiguense de 26 años “Goyito” quien reparte su tiempo entre la vigilancia nocturna, el servicio de mototaxis y las colas para comprar comida
Niurka Franco
El Mercurio Web lo abordó cuando caminaba hacia su moto, llevando consigo, como un tesoro la bolsa en la que se dejaba ver el motivo por el cual madrugó y permaneció en fila varias horas: empaques de pasta y margarina.
La mañana de este día, “Goyito” como dijo que le llaman, cambió sus horas de sueño por hacer la cola para comprar productos escasos.
“Me vine del otro trabajo directo, porque soy vigilante nocturno, preferí hacerlo así porque es la única manera de conseguir los productos, si llego más tarde pierdo”.
Comenta que el sueldo mínimo que devenga como vigilante ya no le alcanzaba ni para comer, por lo que hace cinco meses se arriesgó a ser moto taxista.
“Ahora por lo menos le sumo al salario mínimo entre 1200 y 1500 diarios que ayudan para el gasto de la casa que es grande, a veces duermo tres o cuatro horas, porque el día no me rinde” , argumenta ante la interrogante sobre cuándo descansa.
Confiesa que en la calle hay mucha violencia. “Hay gente como los buseteros que nos echan los carros encima y como ellos otros, pero así como hay esos, existen personas que nos respetan, pero en general este estado y hablo por éste porque aquí nací, se ha vuelto invivible”.
Afirma que a sus 26 años se siente cansado. “Me gustaría que mi hija María José que tiene ahora cinco años, pueda tener un futuro mejor que el mío, que estudie y sea una profesional, porque la vida está ruda, hasta pa’ comer hay que hacer sacrificios”.
Goyito no menciona el término inflación, pero es víctima de su efecto al afirmar que hoy todo aumentade un día para otro y acota que ni teniendo un tercer trabajo podría cubrir la totalidad de los gastos porque cada día las cosas son más difíciles de alcanzar.
“En estos cuatro paquetes de pasta y dos margarinas llevo más de 700 bolívares y no compré el salado, entonces cómo hacemos si lo que ganamos se nos va en comprar comida y pa’ mal comer”.
Observa que la inseguridad no discrimina y quela falta de repuestos ha desata do una ola de robos a motos por lo escaso y costoso que están los auto partes y piezas para motos. “Un cauchito cuesta entre 15 mil y 20 mil bolos, cualquier repuesto por sencillo que sea es plata, esto es grande”.
Goyito habla con timidez, pero con contundencia al aseverar que no quisiera ver a su pequeña María José vivir las mismas penurias que ha tenido que pasar él.
“Yo trabajo desde los 10 años y qué tengo, cansancio, cansancio a los 26”, remarcamientras hace una pausa para añadir, “quiero que mi hija tenga una vida mejor, que estudie, que sea profesional, por eso me levanto todos los días rogando a Dios que por favor nos permita un cambio en Venezuela, porque la verdad ya el pueblo no aguanta esto”.