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El "Dios proveerá" de Maduro versus la "familia fuerte" de Obama

Un día antes de la comparecencia del presidente Nicolás Maduro, el mandatario estadounidense también lo hacía ante el parlamento. Aquí contrastamos ambas intervenciones.

Redacciòn.

El sacrificio de Isaac, el pasaje bíblico en que el cordero aparece justo cuando Abraham se dispone a inmolar a su hijo, guiará en adelante el manejo la economía en crisis, encomendada a una fuerza divina en el discurso ante la Asamblea Nacional (AN): el gobierno espera la aparición de las divisas que demanda el país. “Dios proveerá” resultó la frase más popular de las dos horas y 52 minutos de cadena del presidente Nicolás Maduro.

Con ello contrasta la imagen que prefirió dejar un día antes el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en su comparecencia de una hora ante el Congreso: la de un país visto como una “familia fuerte y muy unida que va a superar momentos difíciles”. Lo hizo a través de la historia de Rebekah y Ben Erler, padres jóvenes que sacrificaron su comodidad para enfrentar la crisis económica que inició en 2008.

Carcajadas en el hemiciclo

Obama, demócrata, no solo mantuvo la serenidad ante la mayoría republicana que rió a carcajadas cuando pidió levantar el embargo a Cuba, sino que invocó la unión y la decencia  en el mismo foro que encarna su descalabro político: “Si vamos a tener discusiones, discutamos. Pero estemos a la altura de esta cámara y de este país”.

De la alocución de Maduro se recordará una introducción que lucía como un mea culpa. Se le vio admitir un decrecimiento económico del 2,8% y una inflación por encima del 64%. Pero inmediatamente ubicó a los culpables habituales: los burgueses, la derecha, los conspiradores. Y fue el presidente quien despertó las pitas homofóbicas de la bancada oficialista rugiendo que un líder opositor –Henrique Capriles– le preguntó “si trajo leche” de su gira internacional. 

El olivo y el fusil

A mitad de su rendición de cuentas, Maduro mostró un video editado y musicalizado con voces atribuidas a los militares retirados Iván Carratú Molina y José Gámez Bustamante, presuntos instigadores de saqueos en las colas.

Apeló entonces a una advertencia similar a la del líder palestino Yasser Arafat ante las Naciones Unidas en 1974: “Traigo en una mano la rama de olivo y en la otra el fusil. No dejen que la rama de olivo caiga”, pronunció el nacionalista. “Tiendo la mano al trabajo y pongo un puño para aplicar todo el peso de la ley”, avisó Maduro, dando pie a interpretaciones como una próxima escalada de represión judicial.

El mandatario estadounidense también se dirigió a sus adversarios, pidiéndoles apartar los “temores más elementales”, debatir sin satanizarse el uno al otro, evitar “metidas de pata insustanciales, errores triviales o falsas controversias”: solo olivo y ningún fusil.

Cómo tratar a los empresarios

Las modificaciones cambiarias y el inminente aumento de la gasolina no fueron medidas anuncios tan aplaudidas como el aumento salarial del 15% y el ataque a los mayoristas por el presunto acaparamiento de productos. Maduro enmarcó ambas decisiones en una ofensiva contra la burguesía criminal y las mafias que roban la canasta básica al pueblo.

Si en algo coincidió con Obama, fue en la necesidad de proteger a los vulnerables. En el caso norteamericano, el verbo se volcó a la ayuda que precisan las familias trabajadoras “para llegar a fin de mes sin dificultades”. Las propuestas fueron aumentar impuestos a los ricos y los bancos y mayor dureza contra las empresas que pagan montos menores al salario mínimo y no respetan la equidad de género. Todas, sin recurrir a jerga bélica ni descalificaciones.

En perfecto espanglish

¡Esooo, presidente!”, gritó alguna diputada desde su curul. Distendió el ambiente la pronunciación de “Google Earth” de Maduro, que aseguró haber visto manchas “como de lechina” sobre el mapa de Estados Unidos, supuesta consecuencia de la fracturación hidráulica para extraer petróleo.

El jefe de Estado vapuleó por hartos minutos al imperio yanqui. “Imagínense ustedes si Estados Unidos controlara a Venezuela nuevamente y le pusiera la mano a la más grande reserva petrolífera del mundo”, elucubró. Obama, al distraerse de la política doméstica, dio prioridad a las nuevas relaciones con Cuba, con lo cual queda rezagado el antiimperialismo.

Los contrastes

Maduro fue enfático y mostró su falta de disposición al diálogo, Obama apeló a la conciliación, llama a la concordia y unión como fórmula para seguir creciendo. 

Obama en el discurso del "Estado de la Unión" afirmó: " En este momento, con una economía en crecimiento, una disminución de los déficits, una industria desbordante y una producción energética en auge, hemos salido de la recesión con más libertad para escribir nuestro propio futuro que cualquier otra nación en la Tierra. Ahora depende de nosotros elegir quiénes queremos ser en los próximos quince años y en las décadas venideras".

Cuando Obama recibió el primer gobierno encontró prácticamente en quiebra a los Estados Unidos. Acababa de estallar la crisis de la "Burbuja Inmobiliaria" que se llevó a los más importantes Bancos de Inversión y a las ensambladoras de vehículos Ford, General Motors Y Chrysler. El Tesoro Federal rescató a las ensambladoras de vehículos citadas, comprando la mayoría de sus acciones para evitar su quiebra. Influyó para que los Bancos americanos que no fueron alcanzados por la crisis capitalizaran los que fueron afectados. Aplicó recortes al Presupuesto Federal para ajustar los Gastos al tamaño de los Ingresos. Esto sin dejar de ocuparse de proporcionar seguro médico y otras medidas sociales a los sectores pobres de la población. Obama Tuvo la inteligencia, el sentido común y el valor de tomar las medidas duras y necesarias que reclamaban las circunstancias, por eso pudo dar a su país un discurso lleno de esperanza y fe en el futuro.

En contraste, Maduro al tomar el gobierno luego de la muerte de  Chávez, cuando ya se advertían los efectos  de sus decisiones equivocadas, como gastar sin ningún control mucho más  de lo que ingresaba al gobierno por las exportaciones de petróleo e impuestos. Ordenando al Banco Central imprimir dinero sin respaldo para financiar ese gasto desenfrenado. La regaladera de petróleo a Cuba y Petrocaribe. Las expropiaciones y acoso a las empresas. La impunidad de la corrupción. Políticas y decisiones que llevaban al alza a la inflación y escasez. En lugar de rectificar estas políticas, de aprovechar su oportunidad al inicio de su gobierno para cambiar el rumbo del país, de asesorarse bien, de reflexionar con sentido común, de convocar la colaboración de todos los sectores del país, haciendo uso de su libre albedrío, tomó la decisión equivocada de continuar el mismo camino de Chávez que estaba llevado al país a una altísima inflación, escasez, desempleo y penurias.

En su discurso de Memoria y Cuenta vimos un Maduro melancólico, culpando a terceros de la situación del país, que si la "guerra económica", el "ataque del imperio", las "guarimbas". Al pueblo venezolano le resulta difícil creer que después de 15 años de la revolución en el gobierno ellos no tengan ninguna responsabilidad en la crisis en que se encuentra el país. Al contrario, Maduro tuvo la oportunidad de rectificar, de corregir el rumbo del país, si hubiera hecho las decisiones oportunamente, estuviéramos en una mejor condición para afrontar esta crisis. Ahora la responsabilidad de las penurias que sufrimos hoy los venezolanos es principalmente de él como jefe de Estado.