La muerte da doble golpe
Aunque el costo del servicio funerario está controlado por Ley, las familias en la mayoría de los casos se ven obligadas a comprometer su presupuesto
Niurka Franco
La muerte de un ser querido es un duro golpe que no sólo hiere el alma sino también al bolsillo de la familia afectada, que en la mayoría de los casos queda descapitalizada o con deudas que comprometen su presupuesto durante meses.
Aunque la muerte es lo más seguro que tenemos los seres humanos, salvo algunas excepciones, no nos preparamos para estos desenlaces que por el contrario, casi siempre nos toman por sorpresa, contrario a lo que ocurre en Europa por ejemplo, donde desde el nacimiento los niños tienen su póliza de seguro funerario.
Sobre el tema, Tomás Rodríguez, presidente de la Cámara Nacional de Empresas Funerarias, Cementerios y Fábricas de Urnas, precisó que la crisis golpea por igual a todas las áreas y ésta no es la excepción.
Sin embargo, aclara que la normativa vigente obliga a las empresas a ofrecer costos unitarios y solidarios, en tanto que una urna por ejemplo, no puede generar ganancias superiores al 20% y los demás servicios que se ofrezcan, entre ellos, capilla velatoria y otros sólo pueden tener una utilidad de 30%.
Muerte con glamour
Barcelona y Puerto La Cruz, son los municipios del área metropolitana que cuentan con capillas funerarias, no así Guanta y Lechería. Por ello, en la mayoría de los casos, los fallecidos en Guanta, son velados en Puerto La Cruz y los de Lechería en Barcelona, por la proximidad.
Pero como si se tratara de un evento social, las funerarias también ofrecen a sus clientes servicios con más o menos glamour, dependiendo de las condiciones económicas de cada familia, la cual por lo general desea lo mejor y se adapta a su disponibilidad.
Los servicios pueden ser a domicilio o en las capillas funerarias y los precios se ajustan según el tipo de urna. Por ejemplo las de latón (latuche) son más económicas que las de componente de madera. Las primera van desde 5 mil hasta 7 mil bolívares y las segundas pueden costar hasta 12 mil bolívares.
Las funerarias están obligadas por Ley a prestar un servicio básico, entre otras disposiciones, como hacer la preparación del cadáver, brindar asesoría a los familiares en los trámites legales, capilla velatoria, carroza fúnebre, servicio de cafetería y dos carros de acompañamiento al camposanto entre otros.
El precio se incrementa en función del tipo de velorio que la familia escoja, es decir el lujo en la capilla, tipo de habitación para descanso, el número de vehículos para acompañamiento, tipo de cafetín y demás aspectos que son a gusto del cliente y en función de la empresa funeraria, aunado al ataúd. Por lo general, quienes se deciden por el de madera, contratan el servicio de lujo que puede llegar a los 30 mil bolívares, dependiendo de la funeraria. En ningún caso, el precio incluye el costo de la fosa, cuando la inhumación se hace en cementerio privado.
La fosa, otro gasto
El costo de una fosa en el Cementerio Parque Metropolitano de Barcelona, oscila entre 19 y 20 mil bolívares. Sin embargo, existen planes de previsión que permiten obtener la parcela por 19 mil 500 bolívares, cancelando la mitad (9 mil 500 bolívares) y el resto en tres cuotas de 3 mil 167 bolívares mensuales.
Y para quienes así lo deseen, también existe la oferta de cancelar la parcela en un año, haciendo un aporte de inicial de 2 mil 500 bolívares y 12 cuotas mensuales de 2 mil 171 bolívares.
Sin cultura para la cremación
Aunque la cremación de los cadáveres tiene un costo bastante menor, en comparación con la inhumación o entierro (9 mil 500 bolívares), la cultura del anzoatiguense aún no le permite asumir ésta como una opción a la hora de dar el último adiós a un familiar.
“Entiendo que es mucho mejor, comenta Fernanda Valles, no sólo por ser más económica, sino porque libera al familiar de tener que ir al cementerio, dada la inseguridad, pero creo que todavía no estamos del todo preparados para eso, la gente siente que debe liberar el duelo asistiendo al cementerio, hasta que el tiempo hace su trabajo”.
Alí González, empleado del cementerio Parque Metropolitano afirma que la cremación apenas comienza a tener aceptación en la entidad y aunque reconoce que en Caracas hay mayor disposición frente a esta alternativa, continúa siendo tímida la reacción de la población, culturalmente acostumbrada a los entierros. “Cinco de cada 100 personas decide cremar a sus muertos, no más”.