Víctimas del desempleo se rebuscan en la calle
Aunque no hay cifras oficiales claras sobre el crecimiento de la economía informal, Fetranzoátegui estima que estaría en el orden del 55%
Niurka Franco
A falta de pan, buenas son tortas, dice el refranero y Ericka Medina echa mano de él para expresar que ante la imposibilidad de conseguir un empleo formal, no le quedó más remedio que lanzarse a la buhonería. “Nunca me imaginé que tendría que hacer esto, pero no me quedó de otra y el trabajo no denigra” confiesa tras recalcar que la necesidad tiene cara de perro. “Desde hace un año tuve que decidir qué hacer con mi vida porque tengo un hijo que debo mantener y no podía quedarme de brazos cruzados”.
Ericka es auxiliar en educación inicial, sin embargo, nunca ha trabajado en esa área porque según explica el salario que le ofrecían era mínimo. “Vendo inciensos que compro al mayor y con eso me va bastante bien”. Además asegura que saca buen provecho de cigarrillos que expende al detal, fósforos y encendedores.
Un recorrido por el bulevar 5 de Julio de Barcelona, permite constatar que falta espacio, para ubicar la gran cantidad de comerciantes informales que han tomado el lugar. Algunos huyen con disimulo de la cámara, mientras otros abiertamente se niegan a responder cualquier pregunta.
Sobre el crecimiento del comercio informal, el presidente de la Cámara que agrupa a los empresarios del sector, en Barcelona, Bachard Kobrosly, estima que no es otra cosa que la consecuencia de desacertadas políticas económicas. “Han tomado decisiones erradas que lejos de incentivar a las empresas para una mejor y mayor producción, las han asfixiado”.
Subraya que ante el cierre de muchos locales y las limitaciones de los pocos que han podido subsistir, se produce el aumento de la buhonería porque todo ese recurso humano que no es absorbido por la economía formal, pasa a la informalidad, buhonerizando la economía.
Entre tanto el presidente de la Federación de Trabajadores del estado Anzoátegui (Fetranzoátegui), Tito Barrera, añade que actualmente no existen cifras oficiales sobre el crecimiento experimentado por la economía informal en la zona norte del estado. No obstante, estima que se ubica en 55%. “Basta pasearse por el centro de Puerto La Cruz o de Barcelona, para constatar que están repletos de buhoneros”.
Observa que uno de los sectores que más dinamiza el empleo es el de la construcción, porque mueve otras áreas de la economía, pero a la luz de la escasez de materiales como cemento, cabillas y otros, también está contraído.
Ministerio de informales
En el centro de Puerto La Cruz, el ambiente no es muy distinto al que reina en Barcelona y el testimonio de quienes ejercen la buhonería tiene un denominador común: no hay empleo. Josue Rodríguez atiende un puesto de ropa para damas ubicado en la calle Libertad y afirma a manera de chanza, que “en Venezuela deberían crear el Ministerio para la economía informal “, dada la cantidad de personas que trabajan en este sector.
“Cada día somos más quienes tenemos que trabajar en la buhonería porque no hay trabajo en las empresas y los que hay ofrecen una miseria que no alcanza ni para comer”, precisa, para luego añadir que las ventas se vislumbran flojas para navidad porque cada día hay que repartirse a los potenciales clientes entre más personas.